El caballo de pelaje rizado: Charles Darwin no pudo encontrar estos legendarios caballos de pelo rizado. Siglos después, han reaparecido.

National Geographic; 6 de marzo de 2025
Fotografía de Andrea Sede
Autora: María de los Ángeles Orfila
Traductor Dr. Hugo P. Castello. Investigador honorario de la Fundacion de Historia Natutal 
"Felix de Azara" .
Los misteriosos caballos de pelaje rizado de Sudamérica eludieron al famoso naturalista. 
Pero ahora una pareja está formando su propia manada e intentando salvar la especie. 



Una mutación genética provoca que el caballo criollo argentino desarrolle pelo rizado. Fotografía de Andrea Sede 

Allí, en un rincón desolado de la meseta de Somuncurá, en la provincia argentina de Río Negro —donde parece haberse inventado la palabra «inhóspito»— Gerardo Rodríguez, un veterinario, vio un caballo pastando tranquilamente en medio del agreste paisaje. 
Ver un caballo en una región tan aislada y árida ya era inusual, pero este era diferente a cualquier otro que hubiera visto: su pelaje era rizado. 
 Al principio, Rodríguez pensó que el pelaje rizado del caballo indicaba que estaba enfermo o sudado, pero un gaucho le contó algo sorprendente: estos caballos de pelo rizado eran más comunes antes de que las sequías, las erupciones volcánicas y otras adversidades diezmaran su población. 
 El lugareño le ofreció venderle el caballo a Rodríguez. Encantado con el animal, aceptó de inmediato. Su esposa, Andrea Sede, sintió la misma conexión instantánea con el caballo. 
«Nunca olvidaré el momento en que lo conocí», recuerda. «Se acercó a nosotros como si siempre hubiera sido nuestro». 
Este momento despertó el sueño de la pareja de formar su propia manada. 
Casi veinte años después, Rodríguez y Sede poseen cuarenta de estos caballos de pelaje rizado —los únicos de su especie en toda Sudamérica—, preservando un capítulo fascinante e inesperado de la historia natural de la Patagonia, uno que incluso escapó al célebre naturalista Charles Darwin, quien documentó meticulosamente la flora y la fauna de la región durante su viaje a Sudamérica a bordo del Beagle. 
El evolucionista había oído rumores sobre estos caballos, pero nunca logró encontrarlos. (El primer —y único— viaje de Darwin alrededor del mundo dio inicio a una revolución científica)
Primer plano del pelaje rizado marrón y la crin blanca de un caballo criollo argentino. Fotografía de Andrea Sede
 Cómo llegaron estos caballos salvajes a la Patagonia 
 Para comprender la historia de los caballos de pelo rizado de Argentina, debemos remontarnos varios siglos atrás, a la introducción de los primeros caballos en América por parte de los españoles. 
En 1535, el conquistador Don Pedro de Mendoza recibió el encargo de establecer una colonia en la región del Río de la Plata, parte de lo que hoy es Argentina. 
Cruzó el Atlántico con colonos, soldados y unos 100 caballos, entre ellos caballos de trabajo y excelentes caballos de guerra procedentes de las caballerizas de Cádiz, ciudad española.
Tan solo seis años después, en 1541, la colonia de Buenos Aires, en esa región, fue destruida e incendiada por tribus indígenas que resistían los abusos coloniales.
Los españoles huyeron, abandonando sus posesiones y entre 12 y 45 caballos. Estos caballos sobrevivieron y vagaron libremente por las vastas pampas argentinas. 
“Los caballos que escaparon se adaptaron y se reprodujeron de forma extraordinaria”, explica el Dr. Mitch Wilkinson, vicepresidente del Departamento de Investigación de la Organización Internacional del Caballo Curly (ICHO). 
“Sus descendientes formaron manadas de cientos de miles de caballos salvajes conocidos como ‘baguales’”. 
Cuando los españoles regresaron 40 años después, encontraron no solo una población equina en auge —estimada por Wilkinson en 36.000 ejemplares gracias a condiciones favorables como la abundancia de alimento y las extensas llanuras, sino también un rasgo inesperado: algunos caballos habían desarrollado pelaje rizado, una característica desconocida en España. 
 Lo que ocurrió fue que los nuevos caballos importados de España se cruzaron con las manadas salvajes, dando origen a los caballos criollos, de ascendencia española pero nacidos en América. 
Estos caballos prosperaron tanto en estado salvaje como en cautiverio, extendiéndose por Argentina, Uruguay y el sur de Brasil. 
 En 1739, los exploradores españoles Cabrera y Solanet documentaron la presencia de caballos de pelaje rizado entre las manadas salvajes de Argentina y Brasil. 
Décadas más tarde, el naturalista español Félix de Azara también describió estos caballos en su libro «Los cuadrúpedos del Paraguay», publicado en París en 1801. Incluso Charles Darwin los mencionó en su obra de 1868. 
«La variación de los animales y las plantas bajo domesticación», citándolos como ejemplo de selección natural. Darwin especuló que una mutación aleatoria permitió a estos caballos adaptarse a su nuevo entorno sudamericano. Sin embargo, durante sus viajes a Sudamérica, 
Darwin nunca observó caballos de pelaje rizado en estado salvaje, lo que le llevó a preguntarse si se habían extinguido.Otros, sin embargo, atribuyen su presencia a un origen mucho más legendario. 
Según un mito local, los Caballeros Templarios —una orden militar católica francesa que, según se dice, trajo el Santo Grial a la remota meseta de Somuncurá— montaban estos caballos de pelaje rizado, introduciéndolos en la región mucho antes de la llegada de los conquistadores. 
Aunque no existe evidencia histórica que respalde esta teoría, la leyenda persiste, añadiendo un halo de misticismo al ya enigmático pasado de la raza.

Caballos singulares con una mutación única

Durante años, Rodríguez y Sede escribieron a asociaciones internacionales con la esperanza 
de identificar el linaje de sus propios caballos, pero siempre recibieron la misma respuesta: 
no existían caballos de pelaje rizado en Sudamérica. Todo cambió cuando contactaron con
 ICHO y Wilkinson decidió visitarlos.
¿Su primera impresión de los caballos? “Me parecieron únicos y hermosos”, comenta.
Las muestras de ADN llevadas al Laboratorio de Genética Equina de la Universidad Texas A&M
confirmaron la singularidad de los caballos Rodríguez-Sede, diferenciándolos de cualquier raza
conocida. A diferencia de otros caballos de pelo rizado, su mutación genética no se había
dentificado previamente. Estos caballos fueron clasificados como un tipo de criollo argentino, 
un linaje ancestral que desciende directamente de los caballos españoles introducidos hace 
siglos.
Tener el pelo rizado no define por sí solo una raza”, explica Wilkinson. “El pelo rizado es un 
rasgo causado por una mutación”. Si bien se encuentran rasgos similares en caballos de 
Norteamérica y Siberia, la mayoría de las mutaciones surgen de forma natural en poblaciones
indígenas aisladas geográficamente. Los caballos patagónicos de pelo rizado, sin influencia 
de las razas europeas modernas, conservan una conexión genética ancestral con ponis del
 norte de la península ibérica como el gallego y el garrano, aunque son ligeramente más 
grandes, con una alzada de entre 14 y 16 palmos (una unidad de medida para caballos)
.Las ventajas adaptativas del pelaje rizado siguen siendo objeto de especulación. 
El Dr. Ernest Gus Cothran, profesor de genética equina en la Universidad Texas A&M, señala 
que, si bien desde la época de Darwin se ha hipotetizado que este rasgo podría ofrecer una 
ventaja de supervivencia en invierno, «no hay pruebas de ello». El duro clima patagónico podría
 favorecer esta adaptación, pero se necesitan más datos para confirmar la teoría.

Además, la escasez de fondos de la familia Rodríguez-Sede les ha impedido enviar muestras
recientes de ADN de su manada, muestras esenciales para el avance de los estudios genéticos. Los investigadores aún deben determinar la mutación genética específica responsable del pelaje rizado de los caballos y confirmar el patrón de herencia.

Encontrando esperanza para la preservación de estos caballos

El sueño de Rodríguez y Sede con su manada —que luego se convirtió en un anhelo de 
conservación— no ha estado exento de dificultades. «Si tenemos suerte, nacen una o dos 
crías al año», dice Sede. «A veces mueren al nacer porque la madre no tiene leche, porque 
no tuvo suficiente alimento para engordar durante el invierno, y no tenemos dinero para
 alimentarlas mejor».

Sobrevivir en este entorno hostil no es tarea fácil. Al cruzar el río desde el fértil Alto Valle,
con us huertos de perales y manzanos, el marcado contraste de esta parte de la Patagonia es 
impactante. No hay árboles ni montañas; «solo piedra, piedra y más piedra», explica Sede. 
En verano, las temperaturas superan los 30 °C bajo un sol implacable, mientras que en invierno
descienden hasta los -20 °C, con varios metros de nieve cubriendo el suelo. El agua, escasa 
y preciosa, solo se encuentra en pequeñas lagunas formadas por el deshielo. En cualquier caso,
el mayor deseo de Sede sigue siendo sencillo: “Que llueva y crezca la hierba”.

El problema de la conservación de estos caballos es principalmente económico, ya que Cothran cree que una vez que se encuentre la mutación y se determine el genotipo de los caballos de pelaje rizado de la Patagonia, esa información podrá utilizarse para seleccionar la mejor pareja para el apareamiento. «Si la mutación causa problemas cuando son homocigotos (dos copias idénticas de un gen), los apareamientos pueden planificarse para evitar la homocigosis», explica. 

«Si el pelaje rizado es deseable para los criadores, una  prueba puede ayudar a aumentar la frecuencia de este rasgo».Wilkinson ve un problema más amplio. 

«Otros criadores en Argentina deben interesarse», afirma. «Pocas personas saben que estos caballos existen».

Comentarios

Entradas populares de este blog

Como criar en acuario a la anguila criolla, Synbranchus marmoratus,

Registros del pez luna, Mola mola en el mar argentino, Uruguay, sur del Brasil y otras latitudes.

La anguila de agua dulce: Uno de los peces de las acequias del vivero de la Reserva natural Delta Terra, en la 1ª. Sección del Delta, Tigre.