Dia Mundial de los Oceanos: cuatro amenazas que los ponen en peligro

POR REDACCIÓN NATIONAL GEOGRAPHIC

PUBLICADO 8 JUN 2022 

El lema de la actual edición del Día Mundial de los Océanos es “Revitalización: acción colectiva por los océanos'', y la elección no es casual. El objetivo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), responsable de la creación de la efeméride, es fomentar la reflexión sobre la importancia de conservar los ecosistemas marinos del planeta y llamar la atención sobre las amenazas que hoy ponen en peligro tanto su vitalidad como sus servicios ecosistémicos.

"La salud de los océanos se encuentra en un punto de inflexión, al igual que el bienestar de todo lo que depende de ellos", advierte la página sobre el evento, que se celebra este miércoles en Nueva York y reúne a diversos actores sociales para impulsar un cambio colaborativo a favor de los mares del planeta.

Con motivo de la efeméride internacional, National Geographic conversó, a través de videollamada, con exploradores y expertos en ecosistemas marinos para profundizar sobre estas 4 amenazas ccausadas principalmente por la actividad humana, que afectan la vida marina.

1. El cambio climático: una de las principales amenazas a los océanos

El cambio climático afecta al planeta en su conjunto y, por supuesto, los océanos no son ajenos a su impacto. Según explica Angelo Fraga Bernardino, oceanógrafo, ecologista marino y explorador de National Geographic Societylas problemáticas en las aguas oceánicas están relacionadas principalmente con el calentamiento global y el exceso de emisión de gases de efecto invernadero (GEI). "Los océanos realizan un intercambio de calor y gases con la atmósfera. Así, una atmósfera más cálida significa un océano más cálido, y esto repercute negativamente en una serie de organismos y ecosistemas marinos”, explicó el especialista brasileño. Según la edición 2021 del boletín de la Organizacion MeteorologicaMundial (OMM) titulado El océano, nuestro clima y el tiempo, realizado como contribución oficial al Decenio de los Océanos de la ONU, los océanos absorben más del 90% del exceso de calor del sistema climático de la Tierra, así como más de una cuarta parte del CO2 emitido anualmente por la producción humana

"En 2100, el océano habrá absorbido entre dos y cuatro veces más calor que en los últimos 50 años   si el aumento de la  temperatura media mundial se limita a 2°C. Si es mayor, podría absorber entre cuatro y siete veces más", alerta el boletín. 

Esta relación de intercambio de calor entre el océano y la atmósfera es beneficiosa para el equilibrio de la temperatura y, según Bernardino, es una de las razones por las que ecalentamiento global no es aun peor. Sin embargo, cuanto más se calientan las aguas marinas, este intercambio deja de mitigar el calor de la atmósfera y empieza a aumentarlo. 

"Se trata de un intercambio de energía entre la atmósfera, las aguas marinas superficiales y las aguas más profundas, que reciben el calor a través de las corrientes. Si hay demasiada energía, llega un momento en que ya no es posible distribuirla de forma equitativa y el océano acaba liberando aún más calor", detalló el oceanógrafo durante una conversación con National Geographic a través de videollamada.

Los estudios demuestran que el aumento de la temperatura de los océanos es el desencadenante de una serie de impactos ambientales en los ecosistemas marinos y en el clima de la Tierra en general. Por ejemplo, una de las primeras consecuencias que se pueden observar, según el boletín de la OMM, es el aumento del nivel del mar debido a la expansión térmica del agua y eldeshielo de los glaciares en los polos del planeta. 

Otra consecuencia del calentamiento de las aguas marinas es el aumento de la frecuencia e intensidad de los fenómenos climáticos capaces de provocar catástrofes, como los ciclones tropicales, las tormentas, las mareas altas y las inundaciones de las ciudades costeras. Como explicó Bernardino, el agua del mar actúa como conductor térmico, transportando energía (en forma de calor) de las regiones más cálidas a las más frías y viceversa, y cuando el océano está demasiado caliente el resultado se traduce en anomalías.

"Cuanta más energía lleva, más energía libera. Este exceso de calor se transfiere a la atmósfera en forma de grandes tormentas, huracanes y tifones, que pueden provocar muchos daños si pasan cerca del continente", dijo el oceanógrafo. 

Como ejemplo, el explorador recordó las tormentas que afectaron a las ciudades de Río de Janeiro y Bahía, en el sureste y noreste de Brasil respectivamente, las cuales causaron daños y miles de muertos a finales de 2021 y a principios de este año: "Hubo otros factores, pero la mayor temperatura del mar fue sin duda un potenciador", destacó.

2. Acidificación del agua y blanqueamiento de los corales

Las emisiones de GEI son responsables de otros impactos en los ecosistemas marinos. Esto se debe a que el océano absorbe alrededor del 23% de las emisiones antropogénicas de CO2 (procedentes de la acción humana), lo que, según otro informe de la OMM. El CO2 absorbido reacciona con el agua de mar cambiando su pH, haciéndola más ácida. Este proceso se conoce como acidificacion de los oceanos y esta relacionado con los cambios en la quimica de los carbonatos oceanicos y mantener las conchas y el material esquelético. En este sentido, el informe sobre el clima mundial de la OMM afirma: "Se ha producido un aumento del 26% de la acidez de los océanos desde el inicio de la revolución industrial".

Mientras el océano absorbe más CO2, el calentamiento global provoca la pérdida de oxígeno. Aunque hay varios mecanismos responsables de esto, el boletín de la OMM destaca que "el calentamiento global contribuye directamente a esta disminución, ya que la solubilidad del oxígeno disminuye en las aguas más cálidas; e indirectamente a través de los cambios en la dinámica del océano (corrientes) que reducen la ventilación de oxígeno en el mar".

Esta desoxigenación, junto con la acidificación y el calentamiento de los océanos, señala el boletín, pueden provocar cambios drásticos en los ecosistemas marinos y la biodiversidad, como la extinción de poblaciones y la decoloración de los corales

Sobreexplotación de los océanos

Además de los cambios químicos en el océano, los seres humanos siguen amenazando a la fauna marina de otras maneras. Una de ellas es la pesca insostenible, es decir, cuando la abundancia de una población de peces es menor al nivel que puede producir el rendimiento máximo sostenible, según define la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés).

Este tipo de pesca está propiciando la disminución de las poblaciones de peces, amenazando la supervivencia de otras especies. 

Un informe sobre la pesca y la acuicultura de la propia FAO reconoce a la pesca insostenible como:

• Sobrepesca: sobreexplotación de los peces más allá de los límites biológicos sostenibles; 

• Pesca destructiva: uso de prácticas o equipos que dañan un ecosistema; 

• Pesca irregular: referida a la pesca ilegal, no declarada o no regulada. 

Además, según el documento, estas prácticas son la causa directa de la excesiva mortalidad de algunos peces, como el atún, y también de especies no objetivo, como las marsopas y algunas tortugas marinas

De acuerdo a las estimaciones de la FAO, cerca del 34% de todas las poblaciones de peces marinos está sobreexplotado. Esto representaría una triplicación desde que se inició el seguimiento en 1974. 

Otro problema de la pesca inadecuada, según Adriana Lippi, oceanógrafa y asesora de la Liga de Mujeres por el Océano, es que también puede afectar a quienes dependen del pescado para alimentarse. "Miles de millones de personas sobreviven gracias a los océanos y muchas de ellas dependen del pescado como principal fuente de proteínas. Por ello, mantener la salud de las poblaciones de peces es muy importante para gran parte de la población mundial", sostuvo Lippi citando datos de la ONU según los cuales al menos 3.000 millones de personas dependen de los océanos para sobrevivir

Observa en estas imágenes de cómo la sobrepesca afecta la biodiversidad marina:

"Peces guitarra", rayas y otras especies muertas son arrojadas de un barco camaronero en el golfo de California, México. Cada año, se arrojan al mar nuevamente toneladas de peces. La atención internacional dirigida a métodos pesqueros derrochadores ha derivado en relativamente nuevos diseños de redes y garfios, los cuales previenen la pesca incidental. “La pesca excesiva ha sido, históricamente, [la] más antigua y la mayor amenaza a la vida marina de hoy”, señala Enric Sala, amigo de National Geographic. Según un informe del Banco Mundial de 2008, “dada la mala administración [y las deficiencias] de las pesquerías, la industria pesquera pierde USD 50 mil millones por año”, agrega Sala.
FOTOGRAFÍA DE BRIAN SKERRY



Bacalao y otro pez comercial son capturados en una red en el golfo de Maine. Nuestro apetito por los peces está causando estragos en las poblaciones acuáticas de todo el mundo. El grupo de conservación World Wildlife Fund predice que, si se sigue pescando bacalao a las tasas actuales, no habrá más bacalao en 2022. “Setenta y cinco por ciento de las pesquerías son blanco de pesca excesiva”, señala el biólogo Enric Sala. “Si nada cambia, todas las pesquerías colapsarán para 2050”. Según Sala, amigo de National Geographic, la solución radica en involucrar a todos los niveles de la sociedad, desde clientes hasta los responsables de formular políticas de gobierno. “La solución existe, solo necesitamos la predisposición política para implementarla a gran escala”.
FOTOGRAFÍA DE BILL CURTSINGER


La red de cerco se usa para arrastrar al atún al lugar de alimentación costero en lo que se conoce como el océano Antártico. El atún gigante de aleta azul, codiciado para preparar sushi, puede alcanzar los 3,7 metros de largo, pesar 680 kilogramos y vivir por 30 años. Hace tiempo, millones de atunes migraban por la cuenca del Atlántico y por el Mediterráneo; pero, hoy, la cantidad de estos peces ha caído considerablemente. Para mediados de la década de 1990, las poblaciones de atún de aleta azul sureño habían sido pescadas hasta entre 6 y 12 por ciento más de sus cantidades originales en los océanos Pacífico sur e Índico.
FOTOGRAFÍA DE PAUL SUTHERLAND


Pescadores arrastran atún de aleta azul capturado con el antiguo método Mattanza. El gigante de aleta azul solía aparecer por el estrecho de Gibraltar cada primavera, nadando por todo el Mediterráneo hasta su reproducción. Por milenios, los pescadores idearon un método de extender redes para interceptar a los peces y canalizarlos a cámaras, donde los mataban. Hoy en día, todas menos aproximadamente doce pesquerías de trampas han cerrado, principalmente debido a la falta de peces, pero también por el desarrollo costero y la contaminación.
FOTOGRAFÍA DE BRIAN SKERRY
El atún atlántico de aleta azul capturado en el Mediterráneo y cebado en jaulas marítimas puede venderse por hasta USD 50.000 la unidad en los mercados japoneses. El pez es valorado por su mantecosa carne de vientre, considerada el mejor sushi del mundo.
FOTOGRAFÍA DE JUSTIN GUARIGLIA


Un tiburón martillo es brutalmente capturado en una red de enmalle en el golfo de México en California. Por año, se matan aproximadamente 40 millones de tiburones por sus aletas, las cuales son consideradas un manjar en Asia y se preparan, principalmente, en sopas.
FOTOGRAFÍA DE BRIAN SKERRY


El bacalao común, que supo ser la base de los “fish and chip”, la clásica comida británica, se encuentra en la parte norte más fría del océano Atlántico. En ese lugar, las pesquerías comerciales operan todo el año, principalmente recolectando con redes de arrastre y de enmalle. El bacalao puede vivir 20 años y pesar más de 32 kilogramos.
FOTOGRAFÍA DE RANDY OLSON

Aletas de tiburones zorro se cortan y recogen en las costas de la isla San Marcos, México. La aleta de tiburón se usa, principalmente en Asia, para preparar sopa de aleta de tiburón, un manjar muy consumido en China desde, al menos, el comienzo de la dinastía Sung en el año 960 d. C.. A medida que el ingreso aumenta en Asia, la demanda de aleta de tiburón crece.



Pescadores posan con una carpa gigante capturada en el río Tonle Sap en Camboya. El pez fue recogido, y luego liberado, como parte del Proyecto Megapez de National Geographic Society, una iniciativa de tres años realizada por el becario de National Geographic Zeb Hogan con el fin de documentar a las especies más grandes de peces de agua dulce. Todos los megapeces de Hogan tienen, al menos, 2 metros de largo y pesan 100 kilogramos. Muchas de las especies que estudia están amenazadas o en peligro de extinción debido a la pesca excesiva, al desarrollo y a la contaminación.
FOTOGRAFÍA DE ANDY EAMES, AP

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