Redacción BBC Mundo, 19 de agosto 2016
Estos inofensivos pececitos están causando muchos
problemas.
¿Qué
harías si tienes un pez dorado -esos que abundan en las peceras en los hogares-
y te quieres deshacer de él?
¿Lo despides en el baño? ¿Lo llevas
a un estanque, río o pantano cercano? Si eso es lo que estás pensando,
¡detente! y lee esta nota primero, ya que podrías crear un
"monstruo", según los expe
rtos.
En los últimos años, estos
simpáticos animales conocidos como Carassius auratus se
han convertido en un verdadero problema para las especies locales de pantanos,
lagos y ríos de
todas partes del mundo.
Y es que en un medio silvestre
pueden llegar a alcanzar el tamaño de una pelota de fútbol y pesar hasta 2 kg.
Si el tamaño no fuera suficiente, el problema con estas especies invasivas es que
son una amenaza para los ecosistemas locales. De
hecho, las autoridades de
Minesota, en EE.UU., han hecho un llamado a los ciudadanos para que no liberen
a estos peces -considerados una especie invasora- en los lagos y
ríos del estado, después de que encontraran varios ejemplares gigantes en el
lago Kelle.
En primer lugar, estas especies originarias de China son carnívoras. Se alimentan de los huevos que ponen los peces locales, que a su vez se alimentan de las larvas de mosquito en el agua (con lo que son insecticidas naturales). Además, para buscar alimentos
utilizan una técnica que consiste en sacudir el suelo.
Lo que nos lleva al segundo problema; al levantar el
barro del fondo, hace que floten nutrientes antes enterrados, activando un
crecimiento desmesurado de algas. Además, este tipo de pez carpa
puede traer enfermedades desconocidas para la población nativa de peces.
Largas distancias
En un estudio realizado hace unos
años en Australia en el que hicieron un seguimiento a 15 peces dorados durante
un año, pudieron determinar cómo migran estas especies.
"Descubrimos que estos peces
pueden migrar de los canales (donde son dejados por sus dueños) al río y de
allí al sistema de pantanos donde ponen los huevos", señalaba la
investigación.
Esto significa que en un año pueden
recorrer una distancia de más de 230 kilómetros.
Además,
las peceras en los hogares limitan su crecimiento, pero una vez que los dejas sueltos, podemos ver lo
que pasa.
Enfermedades
Pero eso no es todo. Los expertos
también advierten de las consecuencias que puede tener tirar el agua de las
peceras a ríos y lagos.
En estas aguas estancadas se
acumulan enfermedades y parásitos que representan una amenaza para las especies
locales.
Ahora, ¿te quieres deshacer de tu pez dorado?
Los expertos recomiendan dos
opciones: llevarlo a un acuario o "darle una eutanasia humana metiéndolo
en el congelador".
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