Clarin 15/1/2021
Los científicos determinaron que la
extraña figura de más de 8 metros de largo es un pirosoma, conformado por
cientos de zooides.
La enorme figura sorprendió a dos buzos de Nueva Zelanda, mientras filmaban un video turístico. Foto: YouTube
Mientras cumplían tareas rutinarias en aguas de Nueva Zelanda, dos buzos se toparon con una suerte de gigantesco gusano y dieron aviso a las autoridades costeras. Al principio, el cuerpo de unos 8 metros de largo había sido confundido por sus descubridores como una larga bolsa de plástico. La inesperada experiencia de Steve Hathaway y Andrew Buttle se produjo en el océano Pacífico, en medio de la tarea de filmación de escenas para un corto publicitario que realizaban los dos profesionales. De pronto, en la grabación se colaron los llamativos movimientos de la sorprendente figura estilizada.
En un artículo publicado por la
revista especializada "Life Sciences", los científicos caracterizaron
el extraño habitante submarino como "pirosoma", una colonia
conformada por cientos de zooides, que trabajan conjuntamente para desplazarse
en el agua.
Una experiencia "increíble"
La acción colectiva de esos organismos
da forma a una especia de enorme dedal, que presenta una abertura en uno de sus
extremos. "Nadar a su alrededor fue increíble. Vimos cientos de miles de
criaturas diminutas en primer plano", describió Buttle.
El pirosoma también es denominado "cucaracha de mar" por la comunidad científica. Foto: YouTube
Los pequeños cuerpos multicelulares
-pertenecientes a la familia de los urocordados o tunicados- tienen la
capacidad de alimentarse por filtración, ya que bombean agua a través de sus
cuerpos para poder atrapar fitoplancton, bacterias o excrementos de distintos
animales.
Estos seres vivos son también
denominados "cucarachas de mar", por su aptitud para sobrevivir
gracias a la posibilidad de filtrar alimentos, incluso en las zonas más
inhóspitas. Generalmente salen a nadar en la superficie del mar, en busca de
comida, durante las noches.
Cuerpo brillante
Los pirosomas tienen la costumbre de
regresar a las profundidades -su hábitat natural- cuando sale el sol, con el
fin de evitar los ataques de sus depredadores. Su cuerpo tubular gelatinoso se
alcanza a distinguir por el brillo que produce la bioluminiscencia del entorno
acuático.
Los biólogos estiman que la talla que puede llegar a alcanzar esta especie poco conocida oscila entre un centímetro y más de 8 metros, como el ejemplar que llamó la atención de los buzos neozelandeses y pasó a formar parte de su video.
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