La Amazonía podría salvarnos la vida
Por Mark J. Plotkin: Es etnobotánico y ha pasado más de tres décadas trabajando en el Amazonas.
· New York Times 2 de octubre de 2020
Este artículo es parte de la serie de Opinión La Amazonía ha visto nuestro futuro, sobre cómo los
pobladores de la región están viviendo las versiones más extremas de los
problemas de nuestro planeta.
El sistema de curación de la medicina occidental es
el más exitoso jamás ideado, y lo es cada vez más a medida que mejora la
tecnología y proliferan las medicinas sintéticas. Pero la madre naturaleza ha
estado sintetizando maravillosos químicos medicinales durante más de tres mil
millones de años, muchos de los cuales los científicos ni hubieran podido
soñar.
Ellos deberían ir a la
Amazonía.Durante más de tres
décadas, he trabajado, colaborado y convivido con los chamanes de la selva,
mientras aprendía algunos de sus secretos. En el paisaje de ensueño de la
Amazonía florece una abundancia de asombrosas especies de plantas y animales
que han proporcionado a la sociedad una farmacopea de
medicamentos de una
variedad increíble, desde los anticonceptivos hasta los tratamientos para la
hipertensión y la malaria, un analgésico dental, relajantes musculares
quirúrgicos y químicos que expanden la mente.
La
región es tan vasta e impenetrable que aún queda mucho por descubrir. No es de
extrañar que la riqueza del paisaje y el impresionante conocimiento medicinal
de los pueblos indígenas inspiraran desconcierto y asombro en los primeros
europeos que llegaron a la región.
Ya en el siglo XVII, el médico holandés Willem Piso observó varios tratamientos locales “muy efectivos” en Brasil; escribió: “Estos pueblos indígenas, a pesar de su total falta de formación científica, han transmitido a la próxima generación muchos antídotos y medicinas secretos y nobles, desconocidos para la ciencia clásica”.
Una integrante de la tribu kunaruara recolecta
hierbas en su aldea, en el oeste del estado de Pará, Brasil.Credit...Tarso Sarraf/Agence
France-Presse — Getty Images
Hoy en día, los magníficos bosques amazónicos se están destruyendo. Sus culturas indígenas están siendo trastornadas y extinguidas cada vez más rápidamente. Pero el potencial medicinal de la Amazonía en realidad está aumentando, porque las nuevas tecnologías nos permiten encontrar, aislar, evaluar, manipular y utilizar productos naturales más rápido que nunca.
Si podemos ganarle la partida a la destrucción, no
tendremos que elegir entre el microchip o el curandero. Ambos nos pueden
dirigir hacia nuevas curas, si se abordan de manera responsable y ética.
Nuestro desconocimiento sobre la flora y fauna
amazónicas sigue siendo asombroso. Un estudio reciente estima que hay alrededor
de 16.000 especies de árboles en
la Amazonía, de las cuales varios miles ni siquiera han sido nombrados por los
científicos, y mucho menos evaluados por su potencial medicinal.
Los científicos ni han podido ponerse de acuerdo sobre cuántas especies de plantas, animales y hongos habitan la selva tropical sudamericana. Estamos recolectando nuevas especies casi más rápido de lo que podemos identificarlas: a fines de julio, un panel estimó que cada dos días se encuentra una nueva especie en la Amazonia-
Unos
hongos crecen en el tronco de un árbol en la selva.Credit...Wolfgang Kaehler/LightRocket
vía Getty Images-
Estos descubrimientos no son simplemente pequeños
hongos e insectos. Solamente en los últimos años, se han descubierto dos nuevas
especies de anguilas eléctricas, una nueva especie de delfín de río, una
tarántula color azul cobalto y el árbol más alto de la Amazonía, que mide casi
treinta metros más que el del récord anterior. En un mundo donde los récords
generalmente se rompen por segundos o centímetros, este último hallazgo
demuestra claramente cuánto queda por aprender.
Abundan las maravillas, entre ellas la rana mono
verde. Un análisis de su piel ha
producido varias proteínas nuevas, dos de las cuales se han investigado como
posibles medios para aumentar la permeabilidad de la barrera hematoencefálica,
un importante desafío fisiológico para administrar medicamentos directamente al
cerebro, un santo grial de la medicina moderna.
Otros dos nuevos grupos de proteínas que se encuentran en la misma rana son antimicrobianos, lo que podría ayudar a fortalecer nuestro arsenal de antibióticos. La resistencia de las bacterias a los antibióticos de uso común es un problema grave y creciente en los hospitales estadounidenses. Lo más sorprendente fue el aislamiento de un nuevo opioide, la dermorfina, que es 40 veces más potente que la morfina.
El análisis de laboratorio de la piel
de la rana mono verde ha encontrado varias proteínas nuevas.Credit...Fabio Liveran/Minden Pictures
Si bien algún día podría servir como base para un
analgésico nuevo y no adictivo, ya ha demostrado su utilidad de una manera
lucrativa y siniestra: el dopaje a los caballos pura sangre. Investigadores
descubrieron que se estaba administrando la dermorfina a los caballos de carreras para que corrieran más
rápido sin dolor; la sustancia no fue detectada por las pruebas convencionales
de detección de drogas.
Para comprender mejor la potencial cornucopia
farmacéutica de la Amazonía, necesitamos extender nuestro alcance mucho más
allá del arquetipo del científico occidental que busca plantas y animales
medicinales que solo conocen los chamanes de la selva. Algunas de las pistas
más intrigantes derivan de especies dañinas o
peligrosas que los pueblos de la selva tropical no utilizan, o
incluso las evitan. En palabras de Paracelso, el médico suizo del siglo XVI y
el padre de la toxicología, la diferencia entre un veneno mortal y un
medicamento que salva vidas puede ser solo cuestión de dosis. De ahí un
creciente interés por estudiar las plantas, animales y hongos venenosos de la
Amazonía.
Incluso cuando un veneno u otro compuesto peculiar no se puede convertir en un medicamento, puede enseñarnos algo nuevo. Por ejemplo, la síntesis de AZT, el primer tratamiento eficaz para el VIH, se inspiró en compuestos únicos extraídos de una esponja caribeña. Los venenos, que abundan en la Amazonía, han desempeñado un papel vital para ayudarnos a comprender cómo funcionan los medicamentos en el cuerpo humano, particularmente en el sistema nervioso. La selva amazónica alberga aproximadamente 75 especies de ranas venenosas de colores espectaculares. Ya se han encontrado en la piel más de 400 alcaloides nuevos, una clase de sustancias químicas biológicamente importantes que incluyen la cocaína, cafeína y estricnina. El estudio de estos nuevos compuestos está conduciendo a una mejor comprensión de la función de los anestésicos locales, los anticonvulsivos, los antiarrítmicos e incluso algunas toxinas en el cuerpo humano-
El estudio de nuevos
alcaloides en la piel de las ranas dardo venenosas está conduciendo a una mejor
comprensión de la función de los anestésicos locales y anticonvulsivos-
Un investigador en São Paulo extrae
veneno de una serpiente de cascabel.Credit...Carl De Souza/Agence France-Presse — Getty
Images
La Amazonía es el hogar de más de una docena de
especies de serpientes venenosas, en su mayoría víboras de la familia de las
serpientes de cascabel. Una especie que habita los pastizales al sureste de la
Amazonía posee un veneno que provoca una rápida caída de la presión arterial en
la desafortunada víctima. El análisis de este compuesto dio como resultado la
síntesis del captopril, uno de los medicamentos más efectivos y lucrativos
jamás creados, que a su vez ayudó a generar toda una clase de medicamentos para
la presión arterial: los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina
(ECA), que han salvado la vida de millones de personas con hipertensión.
Otra criatura igualmente temible es la terrible araña errante amazónica, quizás la araña más letal de la tierra. En la región abundan las arañas (actualmente se estima que hay alrededor de 3000 especies) y sus venenos tienden a ser cócteles extraordinariamente complejos de proteínas, péptidos peligrosos y otras toxinas. Actualmente se está investigando un componente del veneno de la araña errante como tratamiento para la disfunción eréctil. Al mismo tiempo, los escorpiones amazónicos están recibiendo cada vez más atención por su potencial farmacéutico, principalmente por sus propiedades analgésicas y antimicrobianas,
Se está estudiando un componente del
veneno de la araña errante como tratamiento para la disfunción eréctil.Credit...Konrad Wothe/Minden Pictures
Otros animales amazónicos intimidantes han generado
pistas terapéuticas potencialmente importantes, como el murciélago vampiro y la
sanguijuela gigante, de 45 centímetros de largo. Ambos consumen sangre: el
murciélago corta la piel de la víctima y sorbe de la herida, y la sanguijuela
se une a un huésped y succiona sangre a través de un órgano parecido a una
jeringa. Ambos llevan un anticoagulante único en su saliva: la sanguijuela
produce hementina y el murciélago, draculina.
Ya que los ataques cardíacos y los accidentes
cerebrovasculares probablemente maten a más personas en el mundo
industrializado que cualquier otra categoría de enfermedad y que los accidentes
cerebrovasculares son una de las principales causas de discapacidad entre las
personas mayores, existe una necesidad urgente de encontrar y desarrollar
nuevos medicamentos que mejoren o retarden la coagulación de la sangre. Ambos
compuestos se mostraron prometedores en los primeros ensayos clínicos, pero no
llegaron al mercado. No obstante, la investigación sobre especies amazónicas
como estas y sus compuestos únicos puede proporcionar nuevos conocimientos
sobre el proceso de coagulación que podrían conducir a nuevas y mejores drogas
sintéticas.
Desde una perspectiva global, los hongos son el
grupo de organismos menos estudiado con mayor potencial. Ya nos han
proporcionado la clase de medicamentos más importante: los antibióticos. Más
recientemente, el reino de los hongos nos proporcionó otra clase de productos
farmacéuticos de gran éxito: las estatinas, medicamentos para reducir el
colesterol que se encuentran entre los medicamentos más importantes y
ampliamente utilizados en el mundo industrializado de hoy. Aunque ambas clases
de productos farmacéuticos se derivaron de hongos de zonas templadas, las
regiones tropicales como la Amazonía albergan muchas más especies.
Una vez más, la ciencia occidental sabe muy poco
sobre la utilidad potencial de los hongos tropicales. En la Amazonia
occidental, los etnobotánicos a menudo se han encontrado con el piri-piri, una
juncia de aspecto extraña. El piri-piri es una planta floreciente parecida a la
hierba, que supuestamente tiene muchas cualidades medicinales. Una
investigación detallada del etnobotánico estadounidense Glenn Shepard en Perú
junto con colegas indígenas desveló el secreto: Las virtudes medicinales
atribuidas a esta planta relativamente inerte químicamente provienen en
realidad de un hongo que la infecta. La investigación de laboratorio reveló que
este hongo amazónico produce ocho alcaloides novedosos relacionados con LSD, y
los pueblos indígenas lo utilizan para tratar dolores de cabeza y heridas por
mordeduras de serpiente, y para mejorar la coordinación, controlar la
fertilidad y detener las hemorragias relacionadas con el parto. Shepard
considera al piri-piri como una especie de “ginseng de la Amazonía”, debido a
sus usos medicinales multifacéticos. Todavía quedan miles y miles de hongos en
la Amazonía con potencial medicinal por estudiar.
El desarrollo médico más importante de los últimos
años que involucró a organismos tropicales es la incorporación de alucinógenos
en la medicina occidental. Representan las herramientas fundamentales del
chamán indígena, que utiliza estas plantas y hongos como escalpelos biológicos
para investigar, diagnosticar, tratar y, a veces, curar dolencias que tienen
una base parcialmente emocional o espiritual. Es por eso que estos curanderos a
menudo pueden aliviar un problema médico que no responde a las terapias de los
médicos occidentales.
El uso de estos productos químicos se está
aceptando cada vez más en entornos clínicos tradicionales. Muchos de los
esfuerzos iniciales se han centrado en el uso de alucinógenos administrados por
chamanes indígenas: la mescalina, psilocibina y ayahuasca amazónica. Se ha demostrado clínicamente
que estos remedios que alteran la mente producen efectos terapéuticos
prometedores en algunos casos de adicción, depresión, trastorno obsesivo
compulsivo y ansiedad en pacientes con cáncer terminal.
Es probable que se realicen más estudios formales
para el tratamiento de la anorexia, las primeras etapas de la enfermedad de
Alzheimer, el insomnio, el dolor intratable y el trastorno de estrés
postraumático. Este nuevo interés en las terapias alucinógenas no solo mejora
nuestra comprensión de la mente humana, sino que también impulsa una mayor
apreciación de las prácticas curativas chamánicas. Y esta sabiduría terapéutica
chamánica no se limita a los alucinógenos: un solo chamán puede conocer y
utilizar 300 plantas diferentes con fines curativos.
Debemos plantearnos una pregunta fundamental:
¿Quién debería beneficiarse de los tesoros farmacéuticos de la Amazonía?
La respuesta es clara: los amazónicos. La Amazonía
alberga unos 30 millones de personas, y casi todos los que viven fuera de las
pocas grandes ciudades dependen hasta cierto punto de la selva como fuente de
medicamentos.
Lamentablemente, son ellos los que más sufren
cuando el bosque es destruido o degradado. Los amazónicos, junto con las comunidades
y los gobiernos locales, deberían tener acceso a los compuestos terapéuticos y
compartir los beneficios de la comercialización de estas especies. La
consideración del debido respeto a los derechos de propiedad intelectual debe
ser primordial.
El
árbol de Sangre de Grado produce un compuesto, crofelemer, que fue aprobado por
la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos como el primer
fármaco antidiarreico para pacientes con VIH / sida.Credit...Alamy
Un ejemplo concreto de cómo debería funcionar es el
caso del árbol Sangre de Grado. Su savia curativa es un componente básico del
botiquín botánico de muchos chamanes. Un compuesto de ese árbol, el crofelemer,
fue aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos en Estados
Unidos como el primer medicamento antidiarreico para los pacientes con VIH /
sida. Actualmente se está evaluando para aliviar la diarrea inducida por
quimioterapia, así como para otras aplicaciones potenciales. Se están haciendo todos
los esfuerzos posibles para compartir los beneficios de esta droga con las
comunidades locales, incluida la generación de empleo a través de la
reforestación. Este tipo de reciprocidad, ausente en la mayoría de los
esfuerzos anteriores en los que los productos farmacéuticos se desarrollaron a
partir de sociedades indígenas de la selva tropical, debería ser obligatorio
para todos los esfuerzos similares en el futuro.
El mundo entero sufre si la destrucción de la selva
tropical continúa sin freno, no solo en términos de los trastornos reales y los
costos económicos del cambio climático, sino también en términos de curas
perdidas a medida que arde el bosque, solo para que el mundo pueda tener carne
de res y soja a precios más bajos.
Desde marzo no he podido volver a la Amazonía. Pero
a través de WhatsApp me he comunicado con los chamanes que
conozco desde hace mucho tiempo. Me dicen que están tomando plantas
inmunoestimulantes para mantener a raya al coronavirus, aunque la efectividad
de este tratamiento aún no se ha verificado de forma independiente. Mientras lo
hacen, la búsqueda continúa: los chamanes están peinando el bosque curativo en
busca de plantas que podrían ser un tratamiento eficaz para las personas
infectadas con el virus en sus comunidades.
Pero con el advenimiento de la temporada de
incendios en la Amazonía, causada por la deforestación desenfrenada, su
botiquín está en llamas.
Mark J. Plotkin es etnobotánico y presidente del Amazon Conservation Team, que trabaja con las comunidades locales para proteger los bosques amazónicos y las culturas tradicionales. Es el autor de “The Amazon: What Everyone Needs to Know.” Este ensayo fue traducido del inglés por Erin Goodman.
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