La sorprendente historia de una ballena que volvió al Sur después de 20 años
Carola Cinto
El
Instituto de Conservación de Ballenas (ICB) reconoció a Espuma, una ballena que
hacía casi 25 años no visitaba las aguas de la Patagonia Fuente: LA NACION
Espuma,
la ballena que hacía más de 20 años no veían en las aguas de Península Valdés
La
ballena Docksier y la pequeña Luna, su cría
Adoptá
una ballena, el programa del Instituto de Conservación de Ballenas para
colaborar en la preservación de los cetáceos Crédito: Silvana Colombo
8 de julio de 2020 La
Nacion
Le pusieron
de nombre Espuma por el color de su lomo: mitad gris oscuro y mitad blanco. Es
una ballena franca austral con albinismo parcial y hay 250 con estas
características dentro de la comunidad de Península Valdés .
Fue vista por
primera vez en la zona en 1994, junto a su madre, y otra vez en 1995. Después
de ese tiempo, no se supo nada de ella. Hasta hace unos días, cuando Florencia Vilches, investigadora del, se puso a analizar un interminable catálogo de fotos
que fueron tomadas durante 2017 en San Antonio Oeste, Río Negro.
Reconoció sus manchas y su tamaño. Estuvo días
comparando los registros para asegurarse que era Espuma. Cuando lo confirmó,
estaba desbordada de la emoción. "Es un alegrón", dice. La
fotoidentificación es un trabajo artesanal: se mira en detalle cada una de las imágenes y se las analiza para
encontrar esa mancha o esa callosidad que permita identificar al ejemplar de la
foto con los más de 3800 que conforman el catálogo del ICB.
Cuando esa coincidencia ocurre, es celebrada con
gritos y hasta lágrimas por parte de los expertos. No sólo porque lleva mucho
trabajo, sino porque significa que aquel individuo que registraron hace 26 años
atrás, sigue con vida. Esta ardua tarea se trata principalmente de una
cuestión científica, pero también de una humanitaria: Espuma -al igual que
otras ballenas- tiene cientos de adoptantes. Son personas que forman parte del
Programa de Adopción del ICB y que aportan una suma de dinero mensual para
proteger a la especie y su hábitat. Cada vez que el Instituto encuentra un nuevo
registro de alguna de las ballenas, convoca a todos sus adoptantes y se lo
comunica. Sin embargo, pueden pasar varios años sin tener ninguna novedad de su
ahijado o ahijada. Como consecuencia de la pandemia, Florencia Vilches
convocó a los adoptantes por Zoom para mostrarles las fotos de Espuma y otros
descubrimientos. Del otro lado, había más de 100 personas pidiendo novedades de
sus ballenas: Valentina, Tempranera, Mochita, Docksider, Serena, Manantial,
entre otras.
Florencia
Vilches, del Instituto de Conservación de Ballenas se encarga de identificar
las ballenas y hacerles un seguimiento a través de los años
Entre los espectadores estaba Ludmila Courtade, de
28 años, que adoptó a Espuma en el 2008 luego de visitar Península Valdés. "Desde
ese viaje, me entusiasmó la idea de adoptar. El 7 de octubre de 2008, estaba
viendo una revista que venía con el diario del domingo y me encontré con el
aviso. Ahí mismo mandé un formulario y decidí ser madrina de Espuma",
contó la joven de 28 años. De forma permanente, le llegaban mails con
invitaciones, avances, descubrimientos y hasta encuentros que se hacían en
diferentes partes del mundo sobre la temática. Todavía conserva su certificado
de madrinazgo, una foto de Espuma y hasta un DVD con filmaciones. "En el
mail de bienvenida -que todavía lo tengo- me dicen: Te
escribo para agradecerte personalmente por haber decidido sumar tu granito de
arena para la conservación de las ballenas de Península Valdés. Sé que somos
muchos granitos de arena dispersos por el mundo. Sólo es cuestión de darle a
cada uno su oportunidad de sumarse para crear juntos una gran montaña de
ayuda . Yo creo que es tal cual: nunca hay que pensar que
nuestro aporte será ínfimo o que no va a hacer la diferencia, siempre siempre
sirve", expresa. Otros de los adoptantes que recibieron noticias fueron
los de Troff, "la ballena viajera". Si bien era figurita repetida en
la década del 70, los investigadores perdieron su rastro. Cuando se hizo una
comparación del catálogo argentino con el de Brasil, se descubrió que Troff -un
animal que ya tiene 60 años- había estado todo este tiempo en el país vecino
junto a una de sus crías.
Un silencio
prometedor
Cada
septiembre, el ICB hace un
relevamiento fotográfico que recolecta entre 5 mil y 10 mil imágenes de
ballenas en la zona del Golfo Nuevo y el Golfo San José . Llevan este material al laboratorio y analizan una por una las
callosidades de los animales para identificarlos.
En 2018,
contaron alrededor de 856 ballenas , el récord
más alto desde que comenzaron con la actividad en 1971. Si bien este año no
pudieron salir aún a explorar los mares, las expectativas son positivas. "Tengo
la expectativa de que 2020 será también una temporada con un buen número de
ballenas, en base a que no se ha registrado una oscilación de El Niño fuerte,
que es lo que en algunos años puede reducir el número de ballenas que llegan a
sus áreas de cría en distintos puntos del hemisferio sur", explica Mariano
Sironi, director científico del ICB. Esta situación podría verse beneficiada,
además, por la baja presencia de navegaciones en las aguas de la zona y la
contaminación sonora."Las ballenas viven en un mundo de sonidos, por lo
que el ruido que generan las actividades humanas como el tráfico marítimo las
afecta significativamente. Si pensamos que hoy la navegación está muy reducida
por las restricciones a nivel mundial debidas a la pandemia, entonces las
ballenas se ven beneficiadas al encontrarse en un ambiente relativamente más
calmo y silencioso", explica.Para adoptar una ballena, se puede completar
el formulario en https://ballenas.org.ar/programa-de-adopcion/adoptando-a-tempranera/
La vuelta
del turismo
Si bien aún no hay una fecha estimada para el
regreso del turismo, Puerto Madryn empieza a prepararse con ofertas para
excursiones y alojamientos. En este contexto, la secretaría de Turismo ofrece
Futuro Viaje, una plataforma donde se puede reservar lo necesario para unas
vacaciones con hasta 50% de descuentos. Snorkeling con lobos marinos, avistajes
embarcados y visitas a pingüineras son algunas de las actividades que se pueden
comprar hasta fines de julio y utilizarse hasta junio de 2021.Otra de las
actividades que están programadas para los turistas -y que ya están permitidas
aunque sólo para residentes- es el buceo. En la zona hay 10 operadoras que
ofrecen este tipo de excursiones y que esperan que los turistas puedan empezar
a llegar a partir de septiembre. Por: Carola Cinto-
Comentarios
Publicar un comentario