Andrés Ruzo: El geólogo que comprobó la leyenda sobre el río hirviente de la Amazonia
Clarin: 08/09/2019
De pequeño, en la
ciudad de Lima, Andrés Ruzo se nutrió de las anécdotas del Paititi --nombre
quechua que se traduce como El Dorado-- la legendaria ciudad incaica de oro
macizo, oculto en la jungla y habitado por una fauna quimérica. De adulto, se
recibió de geólogo, completo su doctorado en los Estados Unidos y mientras
investigaba para una beca de National Geographic, se propuso hallar aquel
mítico lugar de su infancia. Tras una infructuosa búsqueda, ocho años atrás,
encontró el Shanay-timpishka, el “río hirviente” que se
esconde en el corazón de la Amazonia.
“No fue nada fácil
llegar hasta este río sagrado. Me demandó dos años de investigación y varias
veces estuve a punto de echarme atrás. Hasta que alguien me habló de Juan
Flores, el chamán de la comunidad de Mayantuyacu, que era una especie de
guardián de este lugar y que tardó seis meses en recibirme. No
por tener una agenda repleta de compromisos sino porque desconfiaba de mis
intenciones. Pensaba que era parte de una empresa minera o petrolera que tenía
intenciones de explotarlo. Pero mi amor por la selva fue algo determinante”,
advierte Ruzo.
Hasta entonces no había
nada documentado sobre este lugar sagrado, tampoco figuraba en los mapas de
Google y cuando revelaba su intención a otros investigadores, le recomendaban
abandonar el proyecto. Porque si bien existen ríos hirvientes en otras
latitudes, están asociados a volcanes, dado que se requiere una inmensa fuente
de calor para producir una manifestación geotérmica tan masiva. El problema es
que no hay volcanes en la Amazonía, ni tampoco en la mayor parte de
Perú. El Ishpingo es un
árbol venerado al que se le atribuyen cualidades proféticas y que los guías
espirituales utilizan para meditar. “Bajo sus ramas, al chamán lo abordó la
visión de un hombre blanco que le advertía que para proteger algo valioso no
era necesario esconderlo. Tras aquel augurio, decidió revelarme la ubicación
del río. Para llegar, tuvimos que viajar varias horas en una 4x4, dos tramos en
canoa por un afluente y una larga caminata a través de la selva”, detalla Ruzo.
El Shanay-timpishka es un río ubicado en Perú, en la provincia de Puerto Inca en Huánuco. Créditos: Devlin Gandy
Fue el propio
chamán quien lo condujo hasta el curso alto del río, que se despliega como
un arroyo tibio y da origen al mito. Y en la parte central, con el
agua humeante, se convierte en la Yacumama, la madre de las aguas para los
indígenas del Amazonas y su representación, para los autóctonos, es una roca en
forma de cabeza de serpiente.
“Llegar hasta el
que se convirtió en el río térmico más grande del mundo fue una aventura
extraordinaria. Su curso fluye por más de 6,25 kilómetros y llega hasta
más de 25 metros de ancho y en su punto más profundo, toca los 5
metros. Y lo más asombroso es que en promedio alcanza una temperatura de 94°,
casi el punto de ebullición del agua”, señala Ruzo.
Lejos de ser un
agua térmica apta para un chapuzón, su corriente es mortal. Todos
los animales de la zona evitan aproximarse a su orilla, ya que en cuestión de
minutos terminan en modo hervor. Incluso, uno de los investigadores de la
expedición, según contó Ruzo, trastabilló y se hundió en el agua. Cuando lo
sacaron a los pocos segundos, tenía quemaduras de tercer grado (que
afectan tanto a la capa externa como a la interna de la piel) en las partes
expuestas del cuerpo.
El Shanay-timpishka es un río ubicado en Perú, en la provincia de Puerto
Inca en Huánuco. Créditos: Devlin Gandy.
Las causas del calentamiento del caudal, que alcanza los 97ºC, se deben
a las aguas termales alimentadas por fallas. Créditos: Devlin Gandy.
“Los habitante de
Mayantuyacu tratan al río como si fuera una persona más de la
comunidad. Conocen el momento para bañarse, que por lo general es después de
una lluvia y el punto para extraer medicinas. Hay tramos en donde la
temperatura baja hasta los 27 grados y se vuelve potable. En otros recodos
aparecen manantiales que expulsan agua caliente y el caudal se vuelve
hirviente”, explica Ruzo. La gran incógnita
son las altísimas temperaturas que alcanza, que podría estar en la composición
química del agua. Durante los últimos 7 años Ruzo estuvo tratando de entender
qué produce este fenómeno. Y aunque señaló que hay una explicación, espera
recibir garantías de que se lo va a proteger. Incluso, anticipó que en
2020 va a revelar parte del secreto que se esconde bajo sus aguas. La pista que
ofreció es que “la Tierra es un motor de calor que estuvo funcionando 4,5
millones de años. En el manto todo está en movimiento y las placas tectónicas
se abren, algo que recicla calor. El agua se filtra en las arterias del
planeta, se calienta y reaparece a través de fallas y grietas que la expulsan
al exterior. Cuanta más profundidad alcance el líquido, más se acerca al
gradiente térmico de la tierra”, cuenta Ruzo.
Su mirada sobre los incendios
El geólogo,
conservacionista y explorador de Nat Geo no es ajeno a los incendios que
afectan la selva brasileña. "En la amazonia peruana estamos perdiendo
aproximadamente media cancha de fútbol, por minuto, de selva.
Sitios como el Río Hirviente están amenazados y quiero hacer todo lo posible
para protegerlo”, explica Ruzo. La mayoría de las
veces los incendios son intencionados. "Se quema la selva para
limpiar la maleza y así tener lugar para que el ganado se alimente de los
pastizales. Pero al carbonizar un espacio tan antiguo del planeta, que tiene 55
millones de años, se destruye también una biodiversidad única,
representada por insectos, plantas y animales", advierte Ruzo.Durante la época
seca, la selva amazónica genera su propia estación lluviosa usando vapor de
agua de las hojas de su imponente cubierta vegetal. “Las consecuencias de los
incendios provocan un impacto cada vez más profundo en su ecosistema, ya
que la selva es un bloque compacto de vegetación tropical, pero los siniestros
abren huecos en la espesura. Al quedar cada vez más zonas desprotegida, aumenta
la posibilidad de nuevos incendios, debilita la resistencia del bosque y
genera mayor sequedad”, sentencia Ruzo.
Comentarios
Publicar un comentario