El ave que se extinguió y “volvió a la vida” miles de años después
Clarin., 26/5/2019
Evidencia fósil demostró que desapareció hace 136.000 años y reapareció
en el período interglacial. Hoy habita Madagascar, Seychelles y otras
islas cercanas.

Es una especie no
voladora que se había extinguido cuando, por el deshielo, el océano cubrió las
islas que habitaban.
Si se
dan las condiciones, una misma especie puede evolucionar dos veces de
la misma manera y regresar, incluso, de la extinción. Así lo demuestra un
estudio que por primera vez mostró evidencia fósil del proceso de
"resurgimiento" de un ave.
Hace
136.000 años, el agua cubrió por completo el atolón de Aldabra, una isla de
coral situada entre Madagascar y Tanzania. La inundación terminó con toda
la vida en ese rincón del Océano Índico, incluyendo a los rálidos de garganta
blanca, un ave única de ese lugar pero que, al haber perdido la capacidad
de volar, no tuvo escapatoria.
Sin embargo, científicos de la Universidad de Postsmouth analizaron
fósiles y descubrieron que, varios miles de años más tarde, en el período
interglacial, cuando el agua bajó y la isla volvió a emerger, los rálidos reaparecieron.
¿Cómo ocurrió este fenómeno? Los expertos concluyen que se trata de un ejemplo
de "evolución iterativa", que por primera vez presenta
evidencias fósiles.
Tanto
la especie previa a la inundación como la otra, que habría resurgido 30 mil
años después, son variedades no voladoras del Dryolimnas cuvieri, un pájaro que
vive en Seychelles, Madagascar y otras islas de la región. Según la investigación,
ejemplares voladores del rálido llegaron a Aldabra desde Madagastar,
conquistaron la isla y evolucionaron hasta perder la capacidad de volar dando
lugar a una subespecie que sólo existe allí. Todo ese proceso en dos
oportunidades separadas por miles de años. A eso se llama evolución
iterativa: el desarrollo similar de una especie de un mismo
ancestro en dos momentos distintos de la historia.
Este
fenómeno de reiteración convierte al animal en un caso único, porque en
sus restos fósiles está la evidencia de ese complejo camino en que la
naturaleza demostró lo insistente que puede ser la vida para perpetuarse. Sobre
eso versa la investigación publicada recientemente en el Zoological
Journal de la Linnean Society, calificándolo como uno de los
"casos más significativos de este tipo".
"Básicamente,
cuando las circunstancias lo permiten el mismo evento evolutivo puede
volver a ocurrir a partir del mismo género o especie", explicó a la
BBC uno de los autores del estudio, Julian Hume, experto en paleontología de
aves del Museo de Historia Natural en Londres.
En el
caso puntual de los rálidos, la inexistencia de depredadores y de mamíferos
competidores en el atolón de Aldabra permitió dos veces que las aves
evolucionaran hasta perder la capacidad de volar, quedando en ambas
ocasiones como variedad autóctona de esa isla.
"La
naturaleza trabaja en formas conservadoras y volar es muy costoso desde el
punto de vista energético. Si las aves no lo necesitan para escapar de
predadores, no tardarán mucho tiempo en perder la capacidad de vuelo",
afirmó Hume.
Para
los rálidos, este cambio se dio bastante rápido por contar con otras cualidades
que las hacían resistentes. "Tienen la increíble capacidad de
correr muy rápido apenas salen del cascarón, siguen a sus padres,
desarrollan patas muy fuertes y lo último que les crece son las alas",
señaló Hume.
El valor
histórico de este descubrimiento subyace en que presenta evidencias
fósiles. Para los expertos, la evolución iterativa puede haber ocurrido miles
de veces a lo largo de la vida en la Tierra, pero no contaban con
registros. "Dejando a un lado la influencia humana, porque hemos sido
un desastre para el planeta, lo que vemos en la evolución iterativa es
un fenómeno natural, es la naturaleza trabajando", afirmó el experto
del Museo de Historia Natural.
Mirado
hacia el futuro, los científicos no descartan que la evolución iterativa pueda
volver a ocurrir en el futuro con esta especie. Es que el atolón de
Aldabra está nuevamente amenazado por el derretimiento de las capas de hielo,
que podrían volver a sumergir la isla, esta vez a causa del cambio climático.
Si miles de años después Aldabra volviera a emerger, los rálidos podrían
reactivar el proceso evolutivo por tercera vez. En cuanto a si para entonces
habrá seres humanos para registrar el momento, los científicos no son tan
optimistas.
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