Estanislao Zeballos intenta convencer al Ministro de Guerra y Marina de realizar el primer viaje a la Antartida en 1881
o/c Belgrano
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11 de
Noviembre de 1881
Sr. Dr. B.
Victorica, Ministro de Guerra y Marina
Mi distinguido
Ministro y apreciado amigo
Tengo
necesidad de arreglar con Ud. un incidente relativo a la expedición a los mares
del Sur, y no voy a verlo personalmente, porque temo que le sea fastidiosa mi
cara, por más que siempre sea risueña, si es cierto que todo cansa, hasta la
alegría, ene este valle de lágrimas.
El “Instituto
Geográfico Argentino” ha organizado, como Ud. sabe, el personal científico de
esta expedición, en la cual figuran personalidades europeas como Bove y
Lovizzato (Dr. Domingo Lovisato), que servirían al Gobierno Argentino, sin
interés alguno, y ansiosos de vincular su nombre, a los resultados glorioso, de
una campaña marítima, a la cual se atribuye grande importancia en Europa, como
lo acreditan numerosas revistas científicas, que de allá se ocupan. El
Instituto, por su parte, desea legítimamente consolidar en forma de asociación
de utilidades públicas, dando a esta Comisión científica un encargo-sin
perjuicio- lo que le da el Gobierno con el objeto de hacer algo, que saliendo
de lo común, de esplendor t mayor celebridad al viaje y por consiguiente a al
Gobierno y a la Sociedad que lo realiza.
Ud. sabe que
todo el mundo va a la Tierra del Fuego, y por eso el Instituto me encargo de
ver a Ud. para solicitar autorización para que la “Cabo de hornos”, fuera más
allá, a donde no llegan sino los buques balleneros, donde la planta del hombre
de ciencias no ha dejado su huella, donde no ha flameado bandera de país
alguno, es decir al mismo continente de Graham, situado en mar libre, sin
peligros que no sean los ordinarios del océano y distante a seis días de camino
del Cabo, o se apoco más de la distancia que media entre Buenos Aires y el Rio
Negro.
Ud. apercibido
de la circunstancia de esta excursión
para la Marina nacional y para la ciencia, pues cooperara al progreso de
ambas- me prometió lo que le pedía, agregando que no veía inconveniente en ello
y así lo comunique al Instituto en su asamblea publica del 2 del corriente.
Sin embargo,
me permito avisarle que el Sr. Marveo me
ha informado que pronto serán redactadas las instrucciones y que hay cierta
dificultad para que la “Cabo de Hornos”, vaya hasta la parte Norte y la más
cerca de la Tierra de Graham, llevando con el pabellón argentino y sus naves,
los primeros marinos y exploradores que van a revelar al mundo aquella región,
vista de lejos y jamás estudiada.
El Comandante
Piedra Buena ha sido ayer mismo consultado por encargo del Instituto y ha
declarado categóricamente:
Que el buque
de su mando se halla en excelentes condiciones para realizar la campaña al
Continente Austral.
Que él, Piedra
Buena, ha ido hasta cerca de aquel y cree que no hay inconveniente para volver.
Que el se hará
un honor de llevar la nave argentina hasta allí.
Con e tos
antecedentes, no me parece que pueda existir dificultades fundamentales, para
conceder a esa nave autorización que he pedido en nombre del Instituto y que
Ud. tuvo la bondad de prometernos.
Este viaje, es
un elemento creador para una marina que se forma, por el honor que le acarrea,
por el estímulo que difunde y las enseñanzas que proporciona; y realizara demás
la promesa, hecha sobre la cubierta del “Brown”, de enviar nuestros buques más
allá del Cabo de Hornos a descubrir
nuevas tierras, que enriquezcan el mapa del mundo, por la iniciativa y la
acción de la República Argentina, cuya marina naciente, se elevara de golpe al
nivel moral de las grandes marinas descubridoras de la época.
Es posible ¿no
lose? Que Blanco ,recientemente casado, no desee ir más lejos de la Tierra del
Fuego, pero una marina naciente, como las viejas marinas, se ejerciten, se
engrandezca y coseche glorias en estas
campañas científicas e industriales o industriales y ya que la paz no los
permite ejercer su destructora misión, sirven como elementos edificadores y
redentores.
Como hemos
llegado a los últimos momentos de organización de la expedición se sirva hacer
saber si el Instituto pueda contar definitivamente con su promesa y la autorización
para que la “Cabo de Hornos” lleve la Comisión a la Tierra de Graham, siendo de
notarse que con ello no se perjudica la expedición a la pequeña parte argentina
de la Tierra del Fuego, pues, solamente se emplearan en la primera, treinta o
cuarenta días- a lo sumo- sin un peso más de gasto, y es necesario, para
conocer los climas y mares de la tierra argentina. Austral.= estudiarlos no
solamente en ella sino en sus adyacencias.
Discúlpeme si
tomo demasiado de su tiempo y ordene a su amigo y S.S.
Estanislao Zeballos.
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Respuesta de
Zeballos al Ministro de Guerra y Marina, luego de haber recibido un carta de respuesta.
Mi
distinguido Ministro y amigo:
He recibido su
amable carta, cuya benevolencia le agradezco, no habiendo dudado ni un momento
de la sinceridad de su amistad.
Por el mismo
interés amistoso con que he leído las letras, me apresuro a decirle, que no
vuelvo de mi asombro al conocer los presupuestos que le presentan.
Nadie tiene más
interés que yo en este viage, pero le digo lealmente que en vista de ese gasto
es caso mejor dejarlo en paz; pero creo que ese dato es fundamentalmente
erróneo.
El gasto fuera
de presupuesto mayor sería el de instrumentos y
personal.
Los primeros
cuestan mil pesos comprados en Europa y están aquí; y los segundos no cuestan
un peso, pues hasta el hotel se lo paga el Instituto aquí.
¿En qué se
puede gastar tanto extra? ¿En dónde comer y pagar a los marineros? Pero esos
gastos son los mismos aquí y allá.
¿En vestirlos?
Lo mismo. El carbón mismo no es extraordinario.
Le llamo la
atención sobre todo esto, pues, debe haber
de por medio un grande error de sus subalternos, que merece la
preferente atención.
Lo saluda su
amigo reservándose darle explicaciones el lunes.
Estanislao Zeballos
Nve. 12 de
1881
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