La "fábrica" de centollas: crían larvas en un laboratorio para repoblar el Canal de Beagle
Clarin.com 31/12/2017 -
La especie fue sobreexplotada y ahora tiene problemas de reproducción.
Ya se liberaron los primeros 10 mil ejemplares.
El bosque de Macrocystis es una formación submarina de
algas gigantes, de hasta 40 metros de altura. Es considerado uno de los
ecosistemas más ricos del planeta. En esa profundidad oscura y fría se refugia
de sus depredadores uno de los principales atractivos turísticos de Ushuaia: la
centolla. Luego migra, forma colonias y se reproduce. Primero esa lógica se rompió décadas atrás cuando
este crustáceo -de exquisito valor culinario- se convirtió en un recurso
económico, casi el único blanco de la pesca en el Canal de Beagle. La
explotación llevó a una drástica
disminución de su población, pero tuvo un agravante inesperado: la centolla empezó a reproducirse poco,
mucho menos que décadas atrás.

Una centolla hembra adulta, en el laboratorio que cría larvas en Ushuaia. (CADIC)
En cifras: se estima que la
cantidad de ejemplares se redujo a
menos del 40% y a su vez, la capacidad reproductiva de la especie cayó al 30%. Un tobogán que encendió
las alertas.
Este escenario impulsó un proyecto científico
para criar larvas de centolla en el
laboratorio, estudiarlas y liberarlas en el Canal de Beagle para
repoblar la zona. Y también, detectar qué es lo que altera su reproducción
natural, que se da una vez al año,
entre noviembre y diciembre.
Las centollas hembras llevan 10 meses los huevos. (CADIC)
"Es posible que esté
afectada por varios factores, algunos relacionados con la extracción de machos
-los únicos que pueden ser capturados, según la actual regulación- que implica
que la tasa de encuentro con las
hembras disminuya porque hay menos individuos; y que además la cantidad de espermatozoides disponibles en
toda la población no sean suficientes para fecundar a todos los
huevos", explica a ClarínGustavo
Lovrich, doctor en Biología e investigador principal del CONICET.
Y agrega: "Hay cuestiones ambientales
relacionadas con el impacto del hombre que podrían estar afectando la
reproducción, pero las desconocemos".
En un hábitat natural, explica el científico, casi el 95%
por ciento de las hembras son portadoras de huevos. Esa cifra se derrumbó: en
los últimos tres años, de cada 10 animales que podrían generar nuevas
centollas, sólo lo
hacen 3.
Lovrich dirige el laboratorio de Biología de
Crustáceos del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC) de Ushuaia
donde se puso en marcha una verdadera "fábrica"
de centollas. Ya criaron 25
mil en esta primera etapa experimental, pero tiene potencial para
llegar a los 100 mil ejemplares por
temporada.
Para el proyecto -financiado por el Consejo
Federal de Ciencia y Técnica- se usan hembras salvajes que liberan sus larvas
en el acuario de experimentación del CADIC. "Pasan una etapa de 20 a 70
días de cuidados intensivos en esas instalaciones para maximizar su
superviviencia”, detalla director técnico del proyecto, Federico Tapella.
Al llegar hasta el último estadío larval se
evita una etapa de alta mortalidad por depredación en su hábitat natural. Si
bien la cantidad de huevos que devienen en centollas adultas es un misterio, se estima que sólo el 5% sobrevive. Y
eso, en condiciones naturales no alteradas.
Una centolla hembra
salvaje en el laboratorio donde se crían las larvas. (CADIC).
Los acuarios en los que crecen las larvas de centolla criadas
en laboratorio. (CADIC).
"La idea es aportar nuevos
individuos juveniles -de edad más avanzada y no larvas recién nacidas- que
puedan tener más probabilidades de sobrevivir a la edad adulta reproductiva
-los 5 años- y puedan llegar a los
7 años, la edad de ser pescados", detalla Lovrich.
En el proceso, no hay ninguna intervención
sobre los animales, más que la limpieza de los acuarios.
Al agua, en bolsas.
En las últimas semanas se llevaron a las aguas
del canal de Beagle10 mil larvas criadas
en el laboratorio. Es el primer "subsidio de población" que
se hace de esta especie en Sudamérica. La liberación fue
"controlada", para optimizar su supervivencia.
Las centollas están dentro de unas bolsas,
donde tienen alimento y puede aclimatarse a las condiciones naturales en un
ambiente "protegido", exento de depredación.
La liberación de las centollas en bolsas en el Canal de Beagle.
En cada
bolsa van unas 500 larvas y uno de los problemas es el potencial canibalismo. "Cuando son
juveniles, esto es centollitas de 2 mm de largo, empiezan a comer y el
principal riesgo del confinamiento son las pérdidas asociadas a que se coman entre ellas. Las bolsas que
tienen capacidad de proveer refugio y comida, de manera de maximizar la
supervivencia", detalla Lovrich y explica que el desafío es encontrar la
densidad adecuada para optimizar la supervivencia en una etapa de engorde y
transición hasta poder ser liberados definitivamente, dentro de unos 6 meses.
Otra fase de la liberacion de crias de centolla en bolsas.
Muestras de las centollas criadas en laboratorio. (CADIC).
"Nosotros estamos
desarrollando la ingeniería del cultivo (en qué tipo de acuarios, con que tasa
de renovación de agua) para que lo pueda tomar cualquier propietario del
recurso, en este caso la provincia de Tierra del Fuego, cualquier otra o la
Nación y decida seguir un programa de repoblamiento", suma Lovrich.
Un recurso de alto valor
La pesca de la centolla en el Beagle comenzó
en 1930 y hacia 1970 se intensificó. Se convirtió prácticamente en la única
especie de explotación -junto con una de menor calidad, el centollón- por parte
de pescadores artesanales de Argentina y Chile. La captura se hace en forma artesanal, con
trampas y sirve como un modo indirecto de medir la abundancia de la especie. La
media en la década del 80 era de 8 ejemplares por red, pero una década después
bajó a 2 (el 25%), lo que
impulsó en 1994 la prohibición de la pesca. La veda total se levantó en 2014,
pero el registro apenas subió a 3
animales por trampa (el 37,5% de la media original).
Un operativo de Prefectura detectó en 2011, 54 trampas
clandestinas en el Canal de Beagle, cuando la pesca de centolla aún estaba
prohibida.
Según datos de la Cámara Hotelera
Gastronómica de Tierra del Fuego, en Ushuaia hay 110 restaurantes y casas de
comida y en 70 se puede comer
centolla. El plato premium es "al natural", pero también se
ofrecen chupes de centolla, empanadas, raviolones y sopas. Desde el sector turístico oficial, el proyecto
de la repoblación fue visto con buenos ojos. "Junto con el cordero y la
merluza negra, son las especialidades gastronómicas con las que se promociona
turísticamente Ushuaia. Pero la
centolla claramente es la principal", explica Luis Castelli,
director del Instituto Fueguino de Turismo.
La centolla es una especialidad gastronímica fueguina.
"La conservación del recurso
es clave. Aún no se ha notado tanto la reducción aunque por el tipo de pesca,
que es artesanal, y las restricciones que se imponen en algunas épocas, la provisión no es constante",
detalla.
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