Eleonora Britten de Lewis, la madre de William (Jr.Lewis) y abuela paterna de Oris

Nota de H. Castello: el contenido de estanota esta  basado en el texto siguiente, tal como se menciona al pie del mismo:

Este texto fue abreviado por H.P.C. en base al articulo escrito por Reynaldo J.C. Ravazzoli en la Revista “Argentina Austral”, 1929. Año 1, No.6: 26,27, Buenos Aires. 

Si bien un lector del blog cree que la afirmacion sobre que Lewis fue el autor del Diccionario de lengua yagan es errada, porque en otra publicaciones se lo menciona a Thomas Bridge como autor (el Diccionario de lengua yagan) es probable que uno de los dos haya tenido acceso al texto original y lo haya copiado
Mas recientemente se elaboro un tercer Diccionario y su autora, la Sra.Cristina Calderon, la ultima yagan viva, fallecio en el 2022.


La historia de esta mujer se remonta al momento en que dos  familias salieron de Londres en 1869 rumbo al Puerto de Montevideo a bordo del motovelero “Druro”.
Formaban dichas familias los esposos Lawrence y Don James Lewis con su señora Eleonora Elisa Britten y su hijito Guillermo. Luego de una travesía que duró más de un mes al llegar a puerto, embarcaron rumbo a Ushuaia en una goleta a vela.
La función de ese grupo era crear una misión evangélica para cristianizar y educar a los indígenas fueguinos.
Foto reproducida de la revista Argentina Austral , 1929, la abuela paterna de Orissa.

Don  James Lewis era especialista en construcciones y Lawrence en agricultura. Ambos eran esperados por el jefe de la misión en Malvinas, Don Tomás Bridges.
Luego de dejar provisionalmente a su esposa e hijo en Malvinas, Don James Lewis siguió viaje a Ushuaia acompañado por un mulato llamado Jacobo Resyk, quien lo habría de ayudar en la construcción de las dos habitaciones que debían servirle de albergue.
Pasado un tiempo la esposa e hijo embarcaron rumbo a Ushuaia y debieron soportar continuas borrascas y chubascos bajo la inclemencia de temperaturas muy bajas. Por fin la goleta ancló  en el Canal de Beagle. De todos los animales que llevaban a bordo para procrear en Ushuaia, murieron todos, excepto dos cabras blancas.
Quien mayor impacto causó entre los indígenas locales fue la Sra. Eleonora con sus cabellos rubios y ojos azules.
Meses más tarde habría de nacer el segundo hijo de la pareja Britten-Lewis, a quien bautizaron con el nombre de “Ushuaia”.
El primer invierno que pasó la pareja en esa localidad junto con el mulato Resyk, fue excesivamente riguroso y al poco tiempo se agotaron los víveres que les habían dejado y se vieron obligados a mantenerse, imitando a los indígenas del lugar, comiendo mejillones, pescado y de un nada agradable  “fungus”, hongo local que recogían de la corteza de los árboles. Su esposo y el mulato iban al bosque a procurar leña para cocinar y calefacción y ella se quedaba sola, recibiendo ayuda de los indígenas locales.
Entre otras tareas Misses Britten enseñaba a las mujeres a  coser, a pesar   de la falta de elementos apropiados. Los hombres y mujeres locales no tenían frío y en pleno invierno se desplazaban desnudos.
La misión repartió ropa entre ellos. Los yaganes de un saco, lo partían en tres pedazos y un par de pantalones servían para dos hombres, cada una vestía una pierna.
Las mujeres eran mas trabajadoras que los hombres, ellas cuidaban las canoas  que fabricadas con corteza de árboles unidas o cosidas con piel de ballena y que amarraban con algas marinas (supongo que hacían uso de los largos tallos del  “cachiyuyo” Macrocystis pinífera) y las mantenían permanentemente a flote a cierta distancia de la costa.
Una vez amarradas las canoas, los mujeres si tiraban al agua y nadaban hacia la playa, retornando al día siguiente para buscarlas y  acercarlas a la playa, ya que los hombres no sabían nadar. En el fondo de la embarcación ardía  siempre un fuego, sobre un “champón” obtenido con tierra y pasto. Todas las noches el fuego era retirado de la canoa y mantenido prendido durante la noche para evitar la pesada tarea de volver a prender el fuego, a través de la frotación de maderos secos.
Algunas de las familias de los yaganes se distinguían por tener dos mujeres.
Durante el segundo año, ya establecida la misión en Ushuaia lograron que se establecieran  unas 300 familias, ayudando a que la vida de los esposos Lewis no fuese tan solitaria. Con posterioridad fabricaron una capilla y se intensificó la enseñanza de los indios. Y de paso los misioneros aprendieron el vocabulario indígena. Merced a ello pudieron traducir al yagán diversos himnos religiosos, que según parece los naturales se complacían en cantar. Su voz era gutural pero no carecía de gracia.
Lewis investigó las versiones existentes de la existencia de antropofagia  entre los indígenas y legó a la conclusión que no tenía fundamento. Le tocó a él recoger los restos de las anterior expedición/misión, cuyos restos no habían sido violados por los fueguinos.
Las relaciones entre  los misioneros e indígenas fueron cordiales en todo momento, tocándoles en una sola oportunidad presenciar una batalla campal entre dos bandos en la que participaron la totalidad de ellos, sin armas. Aferrándose con ambas manos trataban de desnucarse. De la batalla participaban también las mujeres defendiendo a sus maridos con la ayuda de los remos. La gritería era infernal. Matizada con los ruidos que producían los remos al chocar con los cuerpos desnudos,
En esa ocasión se pusieron cada uno en la puerta del rancho armados con una escopeta y un hacha, que eran las únicas armas que poseían y que no necesitaron usar. De esa batalla quedaron tres muertos y muchos heridos sobre el campo, que fueron socorridos por los misioneros.
Después de esa batalla no hubo otras.
Muchos yaganes aprendieron a hablar ingles, lo que contrastaba con el yagan que poseía muchos vocablos al compararlo con el idioma de los onas y alacalufes.
Lewis fue el autor del primer diccionario yagan. En una oportunidad se lo prestó al explorador Cook cuando pasó por el extremo austral y nunca lo retornó...Lewis también fue el descubridor del lago conocido en la actualidad bajo el nombre de Fagnano. Y a su vez fue el primer hombre blanco que navegó en ese lago por medio de una canoa que fue transportada  en hombros por los naturales.
Cinco años después la familia Lewis pasó a una isla en el archipiélago de las Malvinas (Isla Vigía o Keppel) donde la misión tenía una chacra, en la que los indígenas eran enseñados a cultivarla para luego regresarlos a  Tierra del Fuego donde se suponía que habrían de entrenar a otros indígenas el arte del cultivo.
Fue en esa época que muchos de los isleños, que eran ovejeros, comenzaron a emigrar al continente, especialmente a la Patagonia argentina, partiendo siempre desde Punta Arenas. La Patagonia estaba desierta, excepto las tribus originarias. Los futuros ganaderos patagónicos embarcados junto con los piños de ovejas partían de Malvinas con sus ovejas, con grandes dificultades y pérdidas de rebaños.
El primer ovejero en instalarse fue Tomas Greenshields que pobló Cabo Vírgenes en  la actual provincia de Santa Cruz, junto con su cuñado Guillermo Douglas. A  ellos les siguieron los Rudd, Halliday, Eberhard, Felton Mac George, Scott, Smith, Jamiesson, etc. que ocuparon los campos cercanos a Rio Gallegos. Mas tarde le siguieron los Patterson, Frazer, Wallace, Blake, Munroe, Hope, Kyle y otros que optaron por la región cercana a San Julián y Juan Greenshields que pobló Bahía Camarones.
Los hijos de los Lewis, convertidos ya en hombres: Guillermo (ver más información en este blog, en el articulo “William (Jr.) Lewis y la Sociedad Misionera Sudamericana en Malvinas”) y Frank Ushuaia se despidieron de sus padres para radicarse a su vez a la ganadería en Santa Cruz. siguiendo así los pasos de los malvineros ya afincados en la Patagonia. Transcurridos varios lustros, los esposos Lewis se trasladaron a Santa Cruz  junto a sus hijos. La Señora Eleonora que vivió en Río Gallegos alcanzó la edad de 86 años, donde falleció en  Setiembre de 1929 Esta es la historia de una vida virtuosa., que a pesar de la rigurosidad del clima en el que vivieron, mantúvose jovial y bondadosa. Ella representa el abnegado y fecundo aporte ingles a la civilización de nuestro lejano y desierto territorio austral.


Este texto fue abreviado por H.P.C. en base al articulo escrito por Reynaldo J.C. Ravazzoli en la Revista “Argentina Austral”, 1929. Año 1, No.6: 26,27, Buenos Aires. 

Comentarios

  1. Lewis fue el autor del primer diccionario yagan. Yo pensé que el autor del primer diccionario fue Bridges:

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    1. Así es, Lewis ayudo en su confección, pero el autor sería Tomas Bridges... saludos

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  2. Fue Brigdes, entre otras cosas erradas del artículo.

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  3. Esas dos grades personas fueron nuestros bisabuelos.

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