Sobre la presencia de ballenas vivas o varadas en las costas del Río de La Plata, frente a la ciudad de Buenos Aires.

Este texto fue preparado a pedido del Capítulo argentino de la organización conservacionista Sea Shepherd y fue originariamente publicado en la pagina WEB de Facebook

Por Hugo P. Castello, investigador de la Fundación de Historia Natural “Félix de Azara”

Si bien en los últimos años la prensa y la televisión nos sorprenden con videos o fotos y noticias de la aparición de ballenas en las costas de nuestra ciudad, la mayoría del público desconoce que la presencia de grandes ballenas ha sido algo común, según sabemos, desde 1860 hasta la fecha.
El que fuera el primer Director del Museo Público de Buenos Aires (1862-1892), el alemán Hermann  Burmeister,  tuvo oportunidad de recolectar cadáveres y restos óseos  de ballenas y delfines en numerosas oportunidades, entre otras, recogió el cráneo de una ballena minke de unos 10 mts. de longitud corporal,  al que describió con lujo de detalles y denominó científicamente, Balaenoptera bonaerensis (porque fue recolectada frente a Buenos Aires).
El cráneo de la izq. pertenece al holotipo de la Balaneoptera bonaerensis hallado en Belgrano, (9/2/1867) descripto por Burmeister, al medio el cráneo de una ballena azul y a la derecha el de una ballena sei. Todos ellos hallados en la costa del  Río de la Plata. (Acuarela de Burmeister).

Los autores extranjeros no le dieron importancia a esta descripción y la igualaron o sinonimizaron, con la ballena minke mas conocida, la denominada Balaenoptera acutorostrata que existe tanto en el H. Norte como en el H. Sur.
Ejemplar juvenil de ballena minke, B. acutorostrata hallada muerta en la costa del Río de la Plata, frente al Yatch Club de San Isidro (6/8/1981). Era un macho de 3,20 mts, de pocos meses de vida.
Cráneo de un juvenil de B. acutorostrata, hallado en  la costa de San Isidro (30/7/1925) (Col. MACN 25-176).
Los balleneros japoneses cazaban a una ballena minke en el Océano Antártico, cuyo nombre científico desconocían, hasta que junto con un colega brasileiro, radicado en los EE.UU., descubrimos, que la ballena que era cazada ilegalmente por los japoneses, era la misma especie descripta por Burmeister y hoy en día es conocida, como la ballena minke antártica, Balaenoptera bonaerensis. En otras palabras, los japoneses cazaban centenares de ejemplares de esta especie, sin saber realmente su verdadero nombre científico, su distribución alimentación, etc.
La ballena minke antártica, Balaenoptera bonaerensis Burmeister, cazada ilegalmente por una barco ballenero japonés en aguas del Oc. Antártico, en el instante de ser izada al barco factoría.
Megaptera novaengliae) que el año pasado nos visitó con un ejemplar juvenil en las aguas de Puerto Madero, y mas recientemente un adulto fue avistado comiendo en las aguas costeras de San Antonio Oeste (Río Negro) por la investigadora Dra. Marcela Junín de esta Fundación, nos permiten comprender que las poblaciones de grandes ballenas, que fueron casi extinguidas por la caza comercial en las aguas australes, se están recuperando y por lo tanto son avistadas con más frecuencia en nuestras costas, y también varan por accidente en nuestras playas, a veces debido a enfermedades que las debilitan o porque pierden el rumbo.
Ballena minke (B.acurostrata) con su tipica mancha blanca en la aleta pectoral
Es sabido que todas estas especies hacen una migración anual desde las zonas cálidas del Atlántico SO, frente a las costas de Brasil hasta la zona de alimentación en el Sub-antártico o Antártico, donde capturan por día más de una tonelada del camarón o “kril”, Euphausia superba”. Esa migración a las aguas heladas del Antártico les permiten engordar en grasa, varias toneladas durante la temporada de alimentación. En la medida que retornan a las zonas cálidas para reproducirse y parir una cría cada 2 o 3 años, van adelgazando y cuando retornan al Sur están más flacas.
El Estuario del Río de la Plata está en un punto intermedio entre el extremo Sur y el Norte de la ruta migratoria, que se desarrolla aguas afuera de la plataforma continental argentina. Sin embargo por motivos que no conocemos, ejemplares juveniles de minke de 4 m. de longitud varan con bastante frecuencia en el estuario del Plata (San Isidro, Olivos, etc.) y adultos de las otra especies penetran por el canal de navegación que corre desde Punta del Indio hasta el puerto de Buenos Aires, y que tiene como profundidad máxima de dragado los 10 m.
Cuando la ballena se aparta del canal se encuentran con bancos de fango que cubren la mayor parte de la superficie subacuática del Río de la Plata y quedan encalladas.
Una ballena rorcual, Balaenoptera sp., varada en la costa atlántica de la Provincia de Buenos Aires, en avanzado estado de descompoción. Probablemente una ballena sei, B. borealis, igual a la que estuvo varada frente a Doc Sud, en estos días,
El río Paraná aporta enorme cantidad de sedimentos que bajan con las aguas del Pilcomayo, Bermejo, Paraguay y Paraná Por eso las islas del Delta del Paraná no dejan de aumentar en superficie. El dragado de los canales de navegación es constante, sino fuera así los navíos de gran calado también habrían de encallar.
Una ballena varada en una  playa bonaerense o patagónica dura con vida no más de dos o tres días, el enorme peso corporal del adulto aplasta sus pulmones. En el verano el sol, durante el día, recalienta su cuerpo y la T corporal se eleva por encima de los 37 grados centígrados la sangre no circula y se acumula en la región ventral. Todo eso lleva a la muerte del ejemplar, después de una larga agonía. Estando en el agua, si el ejemplar no está enfermo, puede soportar el varamiento  durante un tiempo más prolongado.
El caso del día miércoles  7 de junio, que se conoció en los medios de prensa, ilustra esta última situación. Dos ballenas, una adulta y otra más pequeña, quizás un juvenil, penetraron por el canal de navegación hasta situarse a 200 metros, frente a Doc Sud. El juvenil habría zafado del varamiento y el adulto quedo atascado en el fango. Hasta el momento en que escribo esta nota su situación es estable, pero desconozco que podrá ocurrir.
Puede que el animal zafe del varamiento y por el canal de navegación vuelva al Océano Atlántico, o que vare en otro banco de fango del Río de la Plata, o que se dirija hacia el Delta del Paraná y vare en la costa de alguna de las islas del Delta.
Hace unos años unos cetáceos navegaron por el río Uruguay y llegaron hasta el pie de la Represa de Salto Grande, se desconoce que paso con posterioridad.
El Estuario del Río de la Plata, donde se mezclan las aguas saladas del Océano Atlántico con el agua dulce de los ríos Uruguay y Paraná es uno de los más extensos del mundo. Pero en sus aguas los mamíferos marinos no son los únicos que llegan desde el mar hasta las aguas costeras de la ciudad de Buenos Aires. Todos los años, cuando llega a primavera, desde el mar penetran al Río de la Plata, frente a al aeroparque Jorge Newbery, ejemplares juveniles de, Micropogonias furnieri, la corvina rubia que los aficionados de la pesca capturan con anzuelos encarnados en almejas en la costa atlántica de San Clemente del Tuyu.
Y al inversa cuando hay crecidas en los ríos Paraná y Uruguay como consecuencia de las extensas lluvias, flotando bajan a la deriva por el Río de la Plata  el camalote, Eichhornia crassipes, que entre sus raíces alberga numerosos crustáceos y caracoles. Esos camalotes arrastrados por la corriente llegan hasta las playas de San Clemente del Tuyu, y los organismos que se apoyan en sus raíces continúan vivos.
El estuario del Plata es un ambiente único en la costa de la Argentina, lamentablemente a 'el van a parar las aguas contaminadas de la ciudad de Buenos Aires, del Riachuelo, del Reconquista y la contaminación que baja del Paraná y del Uruguay.
Lo que no sabemos es que en sus aguas no solo hay caracoles acuáticos, crustáceos, larvas de peces, sino que también en la zona estuarial vive la franciscana, Pontoporia blainvillei, uno de los cuatro delfines de agua dulce del mundo, que muere por centenas en las redes de pesca de trasmallo en Punta del Indio, San Clemente, Mar de Ajó hasta la ría de Bahía Blanca.

La franciscana o delfín del Río de la Plata y la marsopa espinosa, ambos descriptos y pintados por Burmeister, en base a ejemplares hallados en la costa del río, frente a la ciudad de Buenos Aires, entre los años 1862 y 1870:

En la época colonial el Río de la Plata no estaba contaminado y los navíos de velas no contaminaban sus aguas, la presencia de ballenas y delfines en nuestras costas era algo frecuente, a tal punto que el gobernador, el General Juan Manuel de Rosas, tuvo como decoración en el exterior de su casona de estilo neocolonial de la quinta situada en lo que hoy es la Avda. Libertador y Sarmiento (actualmente el Rosedal de Palermo), un cráneo de ballena, que habían recolectado frente a la costa del Río de la Plata. 

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