Ballenas a la vista en cinco lugares de la costa argentina
PARA LA NACION
07 DE AGOSTO DE 2016
Puerto Pirámides es el único pueblo de la Península Valdés y es
el punto de partida de los avistamientos embarcados de ballenas, cada año entre
julio y diciembre. Sólo seis empresas están autorizadas y son controladas para
lograr el menor impacto posible sobre la fauna marina: son Hydrosport, Southern
Spirit, Bottazzi, Peke Sosa, Whales Argentina y el pionero Punta Ballenas, de
Jorge Schmid. Southern Spirit, botó el año pasado un nuevo barco que es la gran
atracción: el Yellow Submarine, un pequeño buque semisumergible con ventanillas
que permiten ver bajo el agua y encontrarse literalmente cara a cara con las
ballenas. Esta embarcación tiene un casco particular y por lo tanto, no puede
navegar los días de mucho oleaje y viento. Sin embargo, las salidas están garantizadas
gracias a un semirrígido de dos pisos, que permite ver las ballenas desde
cierta altura y sacar asombrosas fotos cuando se acercan para curiosear y
avistar ellas también a los pasajeros. Puerto Pirámides tiene su pico de
actividad durante el fin de semana largo de octubre, pero las salidas de
observación son más intensas durante julio y agosto, cuando se da la mayor
concentración de ballenas en el Golfo.

2 El Doradillo. Desde la costa
A menos de 20 kilómetros del centro de Puerto Madryn es posible
ver ballenas muy de cerca y sin subirse a un barco (ni marearse). La playa de
El Doradillo forma como una pequeña bahía protegida, donde el agua es más bien
tranquila. Hay un fuerte declive desde la costa misma y el mar enseguida se
vuelve suficientemente profundo para que las ballenas puedan nadar lo más cerca
posible de la playa. Es el lugar que las madres eligen para enseñar a nadar y a
respirar a sus recién nacidos: el kinder del Golfo Nuevo. En invierno
especialmente se ve a madres e hijos pasar lentamente una y otra vez, como
dando paseítos. La playa termina con un acantilado, en un lugar llamado Punta
Flecha. Es otro buen apostadero para observarlas cuando nadan, esta vez desde
las alturas. La claridad del agua permite discernir con precisión las siluetas
de sus cuerpos y las callosidades de las cabezas. La Fundación Patagonia
Natural tiene una cabaña donde se hacen censos y observaciones científicas, y
donde llega el sonido de un hidrófono sumergido al pie del acantilado. Es una
ocasión única para escuchar el famoso canto de las ballenas.
3 Las Grutas. El nuevo avistamiento
Este balneario lo tiene todo: un agua más cálida que en el resto
de la Costa Atlántica, un mar transparente, una costanera de paredes blancas
como las del Mediterráneo, un acantilado con cuevas para protegerse del viento
o del sol y una intensa vida comercial durante la temporada de verano. Ahora
también tiene ballenas en invierno? Hace ya varios años que se las puede
observar y que las agencias locales regularon salidas embarcadas en el Golfo
San Matías. Son excursiones más sencillas que las del Golfo Nuevo, en
embarcaciones más chicas, que salen del muelle de San Antonio Este. Durante las
navegaciones se ven habitualmente delfines, lobos marinos, pingüinos a partir
de septiembre, petreles, albatros y muchas aves marinas. En la actualidad se
estima que unas 300 ballenas francas australes visitan la costa rionegrina
entre Bahía Rosas y Playas Doradas.
4 Punta Ninfas. Entre el Golfo y el Océano
En esta península al sur de la boca del golfo Nuevo, la estancia
de una familia de pioneros vascos ha sido transformada en hotel de campo. Se
llama El Pedral y se encuentra en medio de la estepa, a unos kilómetros apenas
de la costa. El llamativo casco, construido en los años 20 con materiales
traídos de Europa, es el punto de partida de varias excursiones por los
cañadones vecinos y por la costa. Es un buen apostadero para realizar
avistamientos de ballenas, cuando entran y salen del golfo. La inmensa playa es
de canto rodado y mide casi un kilómetro de ancho. Las ballenas pasan
relativamente cerca de la orilla, porque -al igual que en El Doradillo- el mar
tiene en seguida más de ocho metros de profundidad y permite que puedan
acercarse. El momento de más frecuencia de avistajes en Punta Ninfas es durante
agosto y septiembre, aunque se pueden realizar durante el resto de la
temporada. Como es el punto de entrada al golfo, se suelen ver regularmente
orcas también y está allí la segunda pingüinera en tamaño de la costa de
Chubut.

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