Los misterios del cráter Chicxulub, el sitio en México donde los científicos creen que comenzó el fin de los dinosaurios
Mathew
Ponsford
Chicxulub Pueblo le da tan poca publicidad a ser el lugar más destructivo de la Tierra que quienes quieren visitarlo a menudo se pierden..
La población apenas tiene publicidad, así que a menudo los pocos amantes de los dinosaurios que intentan peregrinar por las largas y sinuosas carreteras de este estado mexicano acaban perdidos en otra ciudad cercana llamada Chicxulub Pueblo, a media hora en coche.
BBC Travel ·
15 noviembre 2018
L A mediados de la década de los 80,
cuando un grupo de arqueólogos estadounidenses examinaba imágenes satelitales
que mostraban la península de Yucatán, en México, no sabían cómo interpretar
una imagen que los descolocó por completo: un anillo casi perfecto de unos 200
km de ancho.
Los cenotes, esos depósitos de agua de manantial azules,
son un elemento básico de los folletos turísticos de
Yucatán y se repiten en este paisaje árido abriéndose paso por
las vastas llanuras de Yucatán, un estado de bosque seco y bajo en el extremo
este de México. Vistos desde el espacio, forman un arco en forma de medio
círculo, como hecho por un compás. Los mayas usaban los cenotes como
forma de suministro de agua potable, pero la extraña disposición circular de
los hoyos que se podía ver en las imágenes satelitales dejó perplejos a otros
investigadores y especialistas durante el "Simposio Latinoamericano de
Sensoramiento Remoto", ( celebrada en Acapulco (México) en 1988.
Una hipótesis inesperada
Una hipótesis inesperada
Para la colombo-argentina Adriana
Ocampo, una científica que se encontraba en la audiencia y quien entonces era
una joven geóloga planetaria en la NASA, la formación circular le pareció la
señal que apuntaba a la línea de investigación a la que había dedicado gran
parte de su carrera. "Tan pronto como vi las
diapositivas, me dije: '¡Ajá, esto es algo asombroso! Estaba muy emocionada
pero me mantuve tranquila porque obviamente no lo sabes hasta que tienes más
pruebas", dijo Ocampo, quien ahora tiene 63 años.
Hasta
la sugerencia de Ocampo los científicos no habían imaginado que un asteroide
podía ser el responsable de esos hoyos en la Tierra.
Al
acercarse a los científicos, con el corazón palpitando, Ocampo preguntó si
habían considerado un impacto de un asteroide,
uno lo suficientemente gigante y violento como para haber marcado el planeta
con formas que continúan revelándose 66 millones de años después. "¡Ni siquiera sabían de qué
estaba hablando!", se ríe al recordarlo tres décadas después.
Esa
charla informal que Ocampo mantuvo con sus colegas durante aquella conferencia
fue el comienzo de una correspondencia científica que sentaría las bases de lo
que la mayoría de los científicos creen ya como cierto a día de hoy: que este anillo corresponde al borde del cráter que causó un asteroide
de 12 km de ancho que golpeó Yucatán y explotó con una fuerza
inimaginable que convirtió la tierra en agua. Desde principios de los años 90, equipos de científicos de las América Latina y el Caribe, Europa y Asia han trabajado para completar la investigación de los cabos sueltos que quedan.
Ahora creen que el impacto provocó un cráter de 30 km de profundidad de forma casi instantánea, llegando a crear, por un momento, una montaña el doble de alta que el monte Everest.
En los años que siguieron al impacto, el mundo habría cambiado radicalmente, con una enorme nube de cenizas bloqueando el cielo y creando una noche perpetua algo más de un año, haciendo descender las temperaturas a -0ºC y matando a aproximadamente al 75% de los seres vivos de la Tierra, incluyendo a los dinosaurios.
El lugar más mortífero de la Tierra
El lugar más mortífero de la Tierra
Hoy, el punto central del impacto, donde una vez la montaña se elevó, es una pequeña ciudad llamada Chicxulub Puerto.
Visité esta población, de apenas unos miles de habitantes, que consta de casas de altura baja pintadas de amarillo, blanco, naranja y ocre que rodeaban una plaza urbana modesta.
Chicxulub Pueblo le da tan poca publicidad a ser el lugar más destructivo de la Tierra que quienes quieren visitarlo a menudo se pierden..
La población apenas tiene publicidad, así que a menudo los pocos amantes de los dinosaurios que intentan peregrinar por las largas y sinuosas carreteras de este estado mexicano acaban perdidos en otra ciudad cercana llamada Chicxulub Pueblo, a media hora en coche.
Pero
incluso si llegan a la ciudad correcta, ubicada a 7 kilómetros al este de la
costa de arena blanca del popular centro turístico de Progreso, hay pocos
indicios de que este fue el escenario de uno de los
momentos más desastrosos de los últimos 100 millones de años.
Si paseas por la plaza principal,
verás pinturas de dinosaurios dibujadas por niños del pueblo. Pero el único
monumento con referencias a su pasado prehistórico es una especie de hueso de
dinosaurio con un cierto aire infantil y hecho de concreto que está colocado
sobre pedestal en forma de altar con representaciones de especies de
dinosaurios. Hasta que los hallazgos de Ocampo se
publicaron en 1991, esta área de Yucatán había sido objeto de poco interés
internacional. Hoy en día exiete un museo que fue inaugurado en septiembre de
2018 entre Chicxulub Puerto y la capital de Yucatán, Mérida, a 45 km al sur. "Chicxulub Puerto y sus
alrededores merecen ser más conocidos en todo el mundo", dice Ocampo,
quien nació en Colombia pero se mudó de niña a Argentina y llegó a los Estados
Unidos a los 15 años.Es
una hipótesis muy aceptada en el mundo científico que un asteroide gigante
destruyó un 75% de la vida en la Tierra.
Es una hipótesis muy aceptada
en el mundo científico que un asteroide gigante destruyó un 75% de la vida en
la Tierra.
El
asteroide, aunque provocó devastación en el área, benefició a una especie por encima de todas las
demás: los humanos, millones de años más tarde, pues evolucionaron gracias a la
destrucción de los mayores depredadores del mundo. Sin ese impacto, la humanidad
difícilmente podría haber existido. "Nos dio una ventaja para poder
competir y prosperar, como al final hicimos", asegura la científica.
Una lección clave
Una lección clave
El
descubrimiento de Ocampo se produjo tras más de una década de investigación del
impacto de los asteroides. Pero la clave para entender lo que podían significar
esos hoyos en la tierra fue su trabajo con una figura legendaria de la ciencia
espacial, Eugene Shoemaker.
Shoemaker,
el pionero geólogo estadounidense a quien se le
conoce como uno de los fundadores del campo de la ciencia planetaria, sigue
siendo, 21 años después de su muerte, la única persona cuyas cenizas están
enterradas en la Luna. Fue él quien había indicado a Ocampo
que era poco probable que los círculos casi perfectos hubieran sido el
resultado de otras fuerzas terrestres que no fueran asteroides y que esta
hipótesis podría proporcionar pistas sobre el desarrollo geológico de la
Tierra.
Fue
el geólogo Eugene Shoemaker quien le dio la clave de que los asteroides podrían
dar muchas respuestas a los misterios de la geología de la Tierra.
La idea de que un asteroide gigante
había destruido a los dinosaurios fue propuesta por los californianos Luis y
Walter Alvarez, padre e hijo de ascendencia española, a principios de los años
80. "Pero en ese entonces fue extremadamente controvertido", asegura
Ocampo. Lo que ella hizo fue colocar una de
las últimas piezas del rompecabezas que empezó a relacionar todas las ideas
desparramadas entre los científicos que trabajaban de manera independiente con
fragmentos de información. Por ejemplo, tan temprano como en
1978, el geofísico Glen Penfield -trabajando con Antonio Camargo Zanoguera para
Pemez, la compañía petrolera mexicana- había volado sobre las aguas del mar
Caribe cerca del Puerto Chicxulub.
Usando
un magnetómetro, escaneó las aguas en busca de petróleo, pero lo que encontró fue la mitad del cráter que se
encontraba sumergida. Pero la información pertenecía a Pemex,
por lo que no se puso a disposición del científico
La
primera persona en conectar el anillo de Yucatán con la teoría de los
asteroides de Alvarez fue un periodista de Texas llamado Carlos Byars, quien
escribió un artículo para el Houston Chronicle en
1981 preguntandose si los dos fenómenos podían estar relacionados.
Más
tarde, Byars compartió su teoría con un estudiante llamado Alan Hildebrand,
quien luego se acercó a Penfield después de examinar unas rocas en Haití, y
fueron ellos dos quienes determinaron que el cráter no era un volcán, sino un impacto de asteroide.
"Byars recibe el crédito por
ser el primero en juntar las piezas, ¡un periodista!", exclama Ocampo.
"Es una historia increíble cuando se juntan todas las piezas".
Toda esta información puede ayudarnos
a entender en las posibilidades de vida fuera de la Tierra. Por ejemplo, es
utilizada por la nave Curiosity de la NASA, que aterrizó en Marte en 2012 y que
ha pasado los últimos seis años investigando el entorno y la geología
marcianos.
Los
escombros descubiertos a partir de los impactos de asteroides en Marte en comparación con los
hallados en Chicxulub muestran similitudes que indican que Marte debió haber
tenido una atmósfera mucho más densa que la de ahora, más cercana a la que
tiene hoy la Tierra y que permite la vida en nuestro planeta.
"Es importante para nosotros
saber qué sucedió en el pasado para estar preparados para el futuro",
asegura Ocampo. "Nos da una visión realmente buena de lo que ha sucedido
en la evolución geológica de Marte".
En el pequeño pueblo mexicano donde se cree impacto el meteorito apenas has referencias a los dinosaurios.
La ignorancia de un fenómeno único
En el pequeño pueblo mexicano donde se cree impacto el meteorito apenas has referencias a los dinosaurios.
La ignorancia de un fenómeno único
Gran parte de los misterios del
cráter Chicxulub todavía permanecen enterrados.
México
ha pedido que el cráter sea reconocido por la Unesco.
Hay muy poco que los visitantes puedan ver, ya que el impacto fue hace mucho
tiempo.
Los
turistas que visitan uno de los pocos remanentes que todavía hay, los
impresionantes cenotes, donde se puede nadar entre los peces
y las raíces colgantes de los árboles, ignoran que estas
características geológicas existen solo porque la caliza blanda de las que
están hechas fue forzada a la superficie desde el subsuelo debido al impacto de
un asteroide gigantesco. Ocampo ha visitado el lugar en
múltiples ocasiones, sin embargo considera que muy poca gente allí es
consciente de la importancia del lugar.
"(Las
autoridades locales) están tratando de que la gente tenga un mayor conocimiento sobre este fenómeno único",
dice Ocampo, quien también es una defensora de la educación en ciencias
planetarias en América Latina.
"Es un lugar único en nuestro
planeta. Realmente lo es y debería ser conservado como Patrimonio
Mundial".
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